lunes, 29 de septiembre de 2014

Unir el espejo roto. Ulises Juárez Polanco



Unir el espejo roto.
Ulises Juárez Polanco sobre el proceso de edición de la antología del nuevo cuento centroamericano y dominicano.


Siempre me ha llamado la atención cómo la literatura, que nace en la soledad del escritor, puede generar cambios reales en los lectores, y por ende, en la sociedad: incitar no sólo a la reflexión, pero también a la acción desde el arte y la literatura.

En noviembre de 2012, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, un grupo de intelectuales e instituciones se reunieron para dar inicio a lo que en febrero del año siguiente sería Centroamérica cuenta, el primer encuentro centroamericano de narradores, convocado por el escritor Sergio Ramírez y Carátula, revista cultural centroamericana, gracias al generoso apoyo del Goethe Institut Mexiko y de las embajadas de Francia y Alemania en Nicaragua, un encuentro que comparte los principios de Carátula, de proyectar apertura hacia las múltiples manifestaciones de la cultura centroamericana, latinoamericana y universal, y de impulsar el reconocimiento de las diferentes literaturas centroamericanas hacia fuera y dentro de las propias fronteras centroamericanas que, a menudo, hacen que autores y libros queden con “país por cárcel”, es decir, completamente aislados.

Este primer encuentro en 2013, hecho en el contexto de la Feria Internacional del Libro Centroamericano organizada por la Cámara Nicaragüense del Libro y de su presidenta, Salvadora Navas, fue también un nuevo punto de encuentro de personas e instituciones, como el Goethe Institut, y de editores centroamericanos, franceses y alemanes, entusiasmados todos por apoyar una cartera de posibles proyectos para potenciar la literatura y el arte de la región centroamericana. De más se sabe que, a pesar de la incuestionable calidad de narradores y poetas centroamericanos, pocos logran trascender las fronteras locales de sus países, ya no digamos de la región centroamericana.

Así nació Un espejo roto. Antología del nuevo cuento de Centroamérica y República Dominicana (Centroamérica: Grupo de Editoriales Independientes de Centroamérica, GEICA, 2014) cuya primera presentación oficial tomó lugar el pasado lunes 25 de agosto en la Feria Internacional del Libro de Costa Rica, una recopilación de casi 300 páginas en la que 27 autores nacidos a partir de 1970 (con tres excepciones), dan una muestra de qué y cómo se están escribiendo en la región.
Pese al cuestionamiento de algunos, las antologías literarias son un vehículo efectivo para dar a conocer a los lectores muestras representativas ya sea de un país, una región, una temática o cualquier otro criterio antológico con que se trabaje.

Un espejo roto… es el resultado de más de un año de intenso trabajo, en la que Sergio Ramírez y un grupo de asesores perfiló una muestra de narrativa centroamericana no sólo para el lector centroamericano, pero también para el lector alemán y europeo. Doy fe de esto, más que en la calidad de autor incluido, como parte del equipo que apoyó la investigación y lectura de más de medio centenar de autores. Así, surge una antología con dos ediciones, que salen al mercado prácticamente al mismo tiempo. Un espejo roto…, publicado a través de GEICA, otro proyecto de unión centroamericana de la que creo vale la destacar: seis editoriales centroamericanas que se unen en esta publicación en español; y Zwischen Süd und Nord. Neue Erzähler aus Mittelamerika [Entre sur y norte. Nuevos narradores de Centroamérica], publicada en Zúrich, por Unionsverlag, que será presentada en octubre de este año en Frankfort y Berlín.

La selección a cargo de Sergio Ramírez partió de guías básicas:

1. Autores de Centroamérica y República Dominicana, independiente del país en que actualmente residan.
2. Tres autores por país (que al final fueron cuatro, a excepción de El Salvador), que tengan indiscutible calidad literaria, nacidos a partir de 1970 o, en casos excepcionales, a partir de 1964, es decir, si bien la intención es reunir a autores de 40 años o menos, en algunos casos hubo excepciones meritorias: Mauricio Orellana Suárez (1965) de El Salvador; Jessica Clark Cohen (1969) de Costa Rica; y Juan Dicent (1969) de República Dominicana.
3. Si bien la temática era libre, se hizo la selección final en base a textos que retrataran la realidad cotidiana y los grandes temas en Centroamérica: la migración, la situación de seguridad ciudadana, la pobreza, la violencia, las contradicciones entre tradición y modernidad, el aislamiento, el narcotráfico, las relaciones entre los distintos países de la región y sus gentes e historias recientes, etcétera.

Finalmente, se apostó por rostros nuevos, que pudiendo ser conocidos en sus respectivos países, no hayan tenido difusión en Centroamérica y menos en Europa. Partiendo de estas guías, se preparó un primer borrador con más de 50 autores y al menos dos cuentos de cada autor, de la que finalmente se hizo una selección final de 27 autores. Una vez que se tuvo este segundo borrador, se preparó un tercer manuscrito con cuatro cuentos, los dos ya leídos y dos adicionales que se les pidió directamente a cada autor, bajo la solicitud de “aquellos dos cuentos que mejor reflejen sus búsquedas y experimentos literarios”. Entre estos cuatro cuentos se escogió el cuento final.

Finalmente, el manuscrito final tomó en consideración sugerencias del editor de Unionsverlag y de Lutz Kliche, asesor editorial y gran amigo del Goethe Institut, de Centroamérica cuenta y de GEICA, sobre cómo mejorar la antología de cara al lector alemán, habiendo hecho en algunos casos nuevas lecturas y nuevas selecciones de cuentos. Después de meses en este proceso de lectura y selección, el resultado final fue trabajado por GEICA para la edición en español, y por Unionsverlag para su traducción y publicación en alemán. Un verdadero banquete literario, que además incluye una breve reflexión de cada autor sobre qué significa escribir desde Centroamérica o Dominicanana, o ser un escritor de estos países. Este proceso editorial comenzó exactamente a finales de agosto del año pasado.

Creemos que al fomentar y proyectar a estos autores centroamericanos en nuestra región y en los países de habla alemana, estamos también aportando a la integración cultural centroamericana y a la proyección cultural de Centroamérica.

¿Pero por qué “un espejo roto”? El título de la antología lo explica Sergio Ramírez en el prólogo de la misma, al recordar que

"…los países de Centroamérica parecen distantes entre sí a pesar de su vecindad geográfica, y de que tienen un pasado común que se remonta a los tiempos precolombinos; esta historia siguió siendo común a lo largo de la colonia, y aún lo fue para el tiempo de la independencia de 1821, antes de la catástrofe de la enconada separación que puso fin al proyecto de la República Federal encabezado por el general Francisco Morazán, quien terminó fusilado en 1842 por querer una Centroamérica unida.



Somos desde entonces pedazos de un espejo roto. Países marginales y desvalidos, divididos por prejuicios mezquinos. (…).Pero aunque se trata de un espejo roto sigue siendo un espejo común."

Centroamérica es un espejo roto, pero un espejo común, y de esto dan fe los autores de esta antología, quienes no sólo están narrando el presente, pero la mayoría de ellos (una casualidad fortuita) también están trabajando activamente como gestores culturales (desde revistas, editoriales, escuelas de escrituras, cátedras universitarias, etcétera) para romper estas fronteras entre nuestros países, que impiden no únicamente que un lector de Nicaragua pueda leer lo más reciente de Guatemala, sino que además, nos aísla de los lectores de otras latitudes como México, Sudamérica o España. Más que a los políticos locales, es a los escritores a quienes les compete unir el espejo roto. Como comenta la escritora salvadoreña Vanessa Núñez Handal, Centroamérica como región dice muchas cosas, siempre las ha dicho, pero la ausencia de un eco efectivo en otras latitudes no es sinónimo de silencio o de desolación, sino necesidad de calibrar la caja de resonancia. Un espejo roto... es parte de esos esfuerzos.

martes, 23 de septiembre de 2014

Miedo. Raymond Carver



  

 Cinema Paradiso
   
MIEDO

    Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa.
    Miedo de quedarme dormido durante la noche.
    Miedo de no poder dormir.
    Miedo de que el pasado regrese.
    Miedo de que el presente tome vuelo.
    Miedo del teléfono que suena en el silencio de la noche muerta.
    Miedo a las tormentas eléctricas.
    Miedo de la mujer de servicio que tiene una cicatriz en la mejilla.
    Miedo a los perros aunque me digan que no muerden.
    ¡Miedo a la ansiedad!
    Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
    Miedo de quedarme sin dinero.
    Miedo de tener mucho, aunque sea difícil de creer.
    Miedo a los perfiles psicológicos.
    Miedo a llegar tarde y de llegar antes que cualquiera.
    Miedo a ver la escritura de mis hijos en la cubierta de un sobre.
    Miedo a verlos morir antes que yo, y me sienta culpable.
    Miedo a tener que vivir con mi madre durante su vejez, y la mía.
    Miedo a la confusión.
    Miedo a que este día termine con una nota triste.
    Miedo a despertarme y ver que te has ido.
    Miedo a no amar y miedo a no amar demasiado.
    Miedo a que lo que ame sea letal para aquellos que amo.
    Miedo a la muerte.
    Miedo a vivir demasiado tiempo.
    Miedo a la muerte.
    Ya dije eso.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Ficción hereje para lectores castos y Los inacabados

 Comentario en La obsesión de Babel




    En su ya tradicional recuento de lecturas de fin de año, Mario Gallardo dice:


En materia narrativa, aunque se publicaron, y premiaron, tres que cuatro cosas, lo más relevante que se pudo conseguir fue Ficción hereje para lectores castos (Giovanni Rodríguez) y Los inacabados (Gustavo Campos), dos muestras de lo que se está produciendo en la zona norte en el marco de un singular proceso cultural que ya ha sido cartografiado, entre otros, por críticos competentes como Helen Umaña, Sara Rolla y Hernán Antonio Bermúdez.

Mario Gallardo, 2011. 

Fragmento extraído de Ficción hereje

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Entrevista al poeta Óscar Acosta. Por Fausto Leonardo Henríquez



 Museo de Antropología e Historia. 2011.

 He aquí el fragmento de una vieja entrevista que hace poco más de 4 años 
hizo el padre Fausto Leonardo al poeta Óscar Acosta, donde el tema de las preguntas es el auge de la generación de narradores y poetas de la Costa Norte que hoy por hoy está constituida por algunos nombres como Jessica Sánchez, Murvin Andino, Giovanni Rodríguez, Otoniel Natarén, Carlos Rodríguez, Gustavo Campos, y de más reciente inclusión, Darío Cálix. Es a esta generación a la que se refiere el poeta Acosta. Antes que ellos, otros nombres como Mario Gallardo, Dennis Arita -narradores- y Jorge Martínez, José Antonio Funes y Marco Antonio Madrid -poetas- son quienes destacan. 



F.L.H.: Por otra parte, desde principios de década de este siglo XXI ha habido en Honduras un despertar considerable en el ámbito literario, tanto en la Costa Norte como en el interior del país, ¿a qué se debe este auge, qué juicio amerita esta pujante pléyade de poetas y narradores?

O.A.: El auge de poetas y narradores de la última década, particularmente en la Costa Norte, es un fenómeno que hay que tener presente, hay que estudiar eso de las generaciones. Ortega y Gasset y Julián Marías dicen que las generaciones se dan cada diez y quince años. Los jóvenes van escribiendo diferente a como escribieron los anteriores, porque hay aparentemente como un rechazo a escribir como fulano de tal como poeta, sino que voy a escribir un poco diferente. Entonces, cada diez o quince años viene esa oleada de poetas jóvenes y de narradores jóvenes. Cuando fui a San Pedro Sula me presentaron a unos cinco muchachos que están escribiendo y tienen sus talleres. Eso me sorprende. De vez en cuando me visitan o vienen a dejarme aquí sus libros.

F.L.H.: Yo no sé si en el pasado se había dado una generación de narradores y poetas como el de la última década y que además están organizados; con gran capacidad de divulgación con sus propios sellos editoriales y con Internet como medio divulgativo de todas sus hazañas.

O.A.: Esto es un acontecimiento nuevo en el panorama literario hondureño. En el pasado éramos lobos esteparios, solitarios. Cada uno hacía su propia voz. Pero por ejemplo, aquí en Tegucigalpa está un grupo que se llama “Paispoesible” y en la Costa Norte está el grupo “Mimalapalabra”, que es un grupo realmente nuevo.

F.L.H.: Siguiendo el hilo de la conversación respecto a la nueva generación de escritores, ¿qué valoración hace usted del trabajo que están haciendo los poetas y narradores hondureños de nuevo cuño, los cuales sobresalen por sus publicaciones, su divulgación impresa y también en internet?

O.A.: Yo creo que eso es beneficioso, porque ese árbol de la literatura necesita que lo hamaqueen, ¿verdad? Y que caiga frutos, así podremos saber si son amargos o no. Porque estuve en San Pedro Sula, hace como unos dos años, y conversaba con Julio Escoto y Armando García, que había un grupo de muchachos que era irreverente, que iba contra todo, que era más bien como destructivo. No me parecía a mí que se burlaran de los grandes maestros, que para qué leer a Darío, que para qué leer a Huidobro, a Vallejo, que son cascarones vacíos. Eso me parece, más bien, que era una pose, porque la poesía es un ejercicio serio. La poesía no es para mofarse ni de la literatura tampoco, sino que es una tarea muy noble. Yo sí creo en el respeto.



Tegucigalpa, 4 de marzo de 2010.
Blog del Padre Fausto Leonardo Henríquez