Gustavo Campos: El libro perdido
de Eduardo Ilussio Hocquetot
Parece
indudable que la literatura hondureña es la hermana pobre de la literatura
centroamericana. Dejando México de lado, por razones obvias, creo que todos
somos capaces de nombrar autores guatemaltecos (Halfon, Asturias...), nicaragüenses (Darío,
Sergio Ramírez, Gioconda Belli...), salvadoreños (Castellanos Moya, Roque
Dalton...) o costarricenses (Carlos Fonseca). En cambio, creo que muy pocos, yo
el primero, seríamos capaces de nombrar (sin consultarlo previamente, claro) a
un escritor hondureño.
Por
suerte, y haciendo buena la máxima de que «TODO ESTÁ EN ULAD» (o casi, porque
después de 4000 reseñas aún tenemos nuestras lagunillas, entre ellas la de no
tener reseñado a ningún autor nicaragüense (¿¡!?), hoy traemos este El libro perdido de Eduardo Ilussio
Hocquetot, texto(s) absolutamente ligado a sucesivas vanguardias del siglo
XX y XXI. En este sentido, varios son los nombres que asoman a medida que uno
avanza en la lectura: Borges y Bioy (¿no recuerda el título del libro a Honorio
Bustos Domecq?), Macedonio Fernández y su Museo de la
Novela de la Eterna, Cortázar y las Historias de cronopios y de famas”} o la segunda parte de Rayuela, Vila-Matas y sus juegos con el
tiempo y las continuas sustituciones de personajes, etc. Palabras mayores,
oigan, con los que no resulta fácil que a uno le comparen.
En
fin. El caso es que El libro perdido de
Eduardo Ilussio Hocquetot es un texto fragmentario dividido en dos partes, «Eduardo
Ilussio Hocquetot» y «Vidas Posibles», con el humor como común denominador. Es
fragmentario en tanto en cuanto a que carece de argumento y se construye a
partir de materiales diversos tales como entrevistas, monólogos, «ensayos»,
poemas, microrrelatos, etc., en los que se combinan aspectos íntimos y
personales con otros más generales, normalmente vinculados a la cultura /
creación / escritura.
En
este sentido, además del humor que destilan buena parte de los textos (sin ir
más lejos, la entrevista que abre el libro, plagada de preguntas indiscretas y
respuestas ácidas al más puro estilo de Groucho Marx o Woody Allen, es
sencillamente magnífica), destacaría la parte del libro centrada en el papel
del escritor y en las opciones estéticas que puede y debe o no asumir. Así,
nacen las dudas: sobre si optar por una escritura social o por una escritura
más «artística», sobre todo teniendo en cuenta la situación del país, sobre el
rol del autor, sobre “qué es lo correcto”. De esa disyuntiva acerca de los
temas sobre los que escribir surge «Vidas Posibles», la parte más macedoniana
del texto.
Así
que, resumiendo, interesante experimento este de Gustavo Campos / Eduardo
Ilussio Hocquetot que peca de cierta irregularidad, producto del riesgo asumido
por el autor a la hora de «construir» (¿o quizá subsistir, inventar, implantar
o vivir?) el texto. Eso sí, bienvenidas todas las irregularidades que nazcan
del riesgo.
Koldo Concejo
(Bilbao, España, 1977).
Escritor
y editor senior. Ha ganado premios de narrativa a nivel latinoamericano y ha
sido finalista de concursos de microrrelatos.
Forma
parte del equipo del blog “Un libro al
día” (www.unlibroaldia.blogspot.com), en funcionamiento desde el 1 de marzo
de 2009 y con un archivo ya de 4000 reseñas.
En
cuanto a sus “méritos” en el ejercicio de la escritura, ha sido ganador del II
y del III Concurso de Literatura Instantánea Eprizes (2016 y 2017); finalista
del Concurso de Microrrelatos de la Fundación Agustín Serrate (2016) y del III
Certamen de Microcuentos Vallecas Calle del Libro 2016. Ha publicado relatos en
antologías como “La librería más bonita del mundo” (Playa de Ákaba, 2016) y
Antología del II Concurso de Microrrelatos (Mandala ediciones, 2017).