Mundos imaginarios, Susana Elena Fernández Ortiz
El rencor desinteresado
Desde su ópera prima, Habitaciones sordas, Gustavo Campos
se ha dedicado a cultivar el odio, el desamparo, el ocio desinteresado con una
suerte de brutalidad poética como si viviera en una obra de Aristófanes. Ha
seguido la premisa de Rimbaud: “poetas, hagamos todas las muecas”, y su último
libro (todavía inédito) es también un gesto, un golpe, un paso furioso entre
eso que los otros llaman poesía y la búsqueda genuina de una poética distinta
-y distante- que limita con el despropósito, la frase entrecortada, el grito,
el murmullo, el ruido, el riesgo de escribir desde la barrera de separación
entre el sentido poético y el lenguaje, y Campos ha elegido quedar en el lado
de la poesía. Este domingo le regalamos estos poemas de Gustavo Campos, de su
libro Desde el hospicio, de próxima publicación, como un gesto que anteponer a
los cascabeles y los inagotables villancicos. Hay que aclarar de manera
urgente, para aquellos asiduos muy serios de esta sección, que la supuesta
desidia e inusitada voz de este joven autor descansa en alusiones felices y que
el mismo goza de un excelente buen humor.
Felipe Rivera Burgos
Tegucigalpa, diciembre 2007
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