martes, 16 de enero de 2018

Gustavo Campos: el joven escritor fronterizo. Por Kalton Bruhl



Foto: Ulises Alvarado

Por Kalton Bruhl

Gustavo Campos es un escritor multifacético (narrador, poeta, ensayista, periodista, crítico literario) que nació en 1984 en la ciudad de San Pedro Sula. Por su edad, escapa de los esquemas generacionales propuestos hace algunas décadas por Galel Cárdenas y Helen Umaña: la generación del 84, denominada “posvanguardia” (los nacidos entre 1954 y 1983) y los que llamaron tempranamente como “los novicios” (nacidos después de 1984). Gustavo Campos, debido a su edad, es un escritor considerado “fronterizo” debido a que participa entre ambas generaciones del esquema anteriormente propuesto.

Este escritor, escapista de etiquetas, recién se adjudicó el Certamen Centroamericano Permanente de Novela Corta 2016, en su séptima edición, que convoca la Sociedad Literaria Hondureña (Soliho) junto a la Dirección Ejecutiva de Artes y Cultura. Ya antes lo habían ganado dos hondureños, Jorge Medina García y Kalton Bruhl, y un guatemalteco y nicaragüense; asimismo dos certámenes fueron declarados desiertos.

La novela con la que ganó el certamen se titula “El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot”. Esta, como comenta el autor, ya había recibido menciones en dos certámenes anteriores. En el Concurso de Narrativa de la editorial barcelonesa Ediciones Oblicuas, en 2014, y cuyo jurado la valoró positivamente y recomendó su publicación. En 2016, el mismo libro quedó entre las cinco obras finalistas del Premio Centroamericano de Novela Roberto Castillo 2016, siendo jurado al novelista y poeta Manlio Argueta (salvadoreño) y el periodista y sociólogo Óscar Núñez Olivas (costarricense).

Campos, por su parte, destaca en el ambiente literario nacional y centroamericano. El escritor, crítico literario y director de maestría de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona Jorge Carrión (finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2013) lo incluyó en un listado de 50 autores de América Latina y España que a su juicio consideraba como los más representativos de la producción literaria joven de la lengua en nuestra época. Su objetivo era elaborar una antología del futuro de la literatura en español. Dentro de su selecto grupo desfilan nombres importantes de la literatura actual: Elvira Navarro, Rita Indiana, Santiago Roncagliolo, Rodrigo Hasbun, Alejandro Zambra, Lucía Puenzo, Andrés Neumán, Maurice Echeverría, entre otros.

En el 2011, el novelista Sergio Ramírez (Premio Alfaguara 1998; Premio José Donoso 2011 y Carlos Fuentes 2016 y Premio Cervantes 2017) lo incluiría en un par de antologías, tanto de poesía como de narrativa como uno de los mayores exponentes de la literatura centroamericana y del caribe en la actualidad.

Una lectura y relectura a los estudios realizados por distintos escritores y académicos sobre la obra de Campos podría resumirse en que el autor incursiona en el “intersticio intergenérico y cuyos repuntes lúdicos encuentran sus realizaciones más logradas en los juegos literarios. Las repetidas menciones de autores y obras, las continuas citas, los juegos de palabras, de estilos, de tramas, en mezcla heteróclita con referencias comparables a la música, la fotografía, el cine, hacen de los textos órbitas de renitencias de intertextualidad literaria y multimedial” (H. Leyva). El escritor hondureño publicado en Tusquets, León Leiva Gallardo, considera la novela galardonada como “un texto formidable y atrevido”, donde el autor tiene mayor seguridad en sí mismo y logra en sus juegos y provocaciones “mayor aplomo” en el tono juguetón y burlón del libro.

Gustavo Campos es un escapista de la literatura misma. Lo que lo convierte, en este mundo posible de contradicciones, en un escritor original. No busca hacer literatura sino obras. En resumidas cuentas, ha decidido, siendo original, no serlo, mantenerse condenado a elegir la mejor connotación. Honesto es. Y seguirá siéndolo. Su exploración seguirá abriendo espacios y tiempos tras los bastidores y las fronteras del lenguaje.
Fotos: Ulises Alvarado.