Mostrando entradas con la etiqueta Kalton Bruhl. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Kalton Bruhl. Mostrar todas las entradas

miércoles, 13 de junio de 2018

9 Reseñas sobre "El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot"





En un país signado por la corrupción, la violencia, la pobreza, la misoginia, la homofobia y la estupidez sin límites de quienes nos desgobiernan, reírse es un imperativo para seguir viviendo. Y por eso quiero apuntar la que, en mi opinión, es la primera cualidad de este libro, y a la vez uno de sus ejes transversales: el humor. El autor se ríe y nos hace reír de él mismo, de las vicisitudes de su alter ego, el «famoso» escritor Eduardo Ilussio, y del hecho —mejor dicho, la ilusión— de querer ser escritor y vivir como tal en un país donde la sensibilidad se considera un defecto.
María Eugenia Ramos (Honduras)
 -----------------------------
El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot, que mereció el premio Centroamericano de Novela Corta 2016, es una obra metaliteraria e inclasificable, con muestras de un paradójico sentido de humor.
Jorge Ávalos (El Salvador)
 ------------------------------

Con El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot Gustavo Campos, de impecable y concisa prosa, ha puesto por escrito el discurrir de su conciencia, subterfugio donde perece persona, autor y personaje, donde lo único que pervive es una confabulación de citas y alusiones. Hocquetot, un escritor de hambres, una suerte de hungerkünstler, nunca llega a escapar de la voracidad literaria que lo tiene confinado. ¿Acaso Campos ha cometido suicidio metaliterario?
León Leiva Gallardo (Honduras)
 ---------------------------------------

Gustavo Campos es un escritor multifacético (narrador, poeta, ensayista, periodista, crítico literario) que nació en 1984 en la ciudad de San Pedro Sula. El Premio Cervantes Sergio Ramírez lo incluyó en un par de antologías como uno de los máximos exponentes de la literatura centroamericana y del caribe en la actualidad y el escritor y crítico literario Jorge Carrión (finalista Premio Anagrama de Ensayo) lo incluyó en el 2010 en un listado de 50 autores de América Latina y España que a su juicio consideraba como los más representativos de la producción literaria joven de la lengua en nuestra época. Dentro de su selecto grupo desfilan nombres importantes de la literatura actual: Elvira Navarro, Santiago Roncagliolo, Rodrigo Hasbun, Alejandro Zambra, Lucía Puenzo, Andrés Neuman, entre otros, y Campos entre ellos. El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot viene a confirmar lo que antes habían descubierto los dos escritores de talla universal citados anteriormente. A mí gusto, el mejor escritor joven de Honduras.
Kalton Harold Bruhl (Honduras)
-------------------------------------

Encuentro en El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot un mejor manejo del idioma, el despliegue de un lenguaje más trabajado, con mayor aplomo y seguridad en sí mismo. Y es esa seguridad la que permite hacer acopio de la vena lúdica, del constante juego e incluso de las provocaciones al lector. Se parte de la premisa de que quien carece de esa confianza en sí mismo y de esas certezas personales difícilmente se arriesga a embarcarse en el tono juguetón y burlón como el que campea en el presente texto.
Con todo, en ese afán de experimentar e innovar hay, en mi opinión, en esta osada colección de pastiches extravagancias como ese “Millón de átomos de grosor”. Las ilustraciones con los planos y ratones me parecen simpáticas en el empeño (muy buscado) de sorprender al lector y de escapar de lo trillado. Con todo, pese a (gracias a) al carácter heterodoxo de la “colcha de retazos”, el libro, lejos de naufragar, navega bien y resulta de lectura grata...
Hernán Antonio Bermúdez
-------------------------------------

El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot es una obra insólita en la literatura hondureña: es como una miscelánea que salta del cuento al diario, del diario al poema, del poema al fragmento que resulta imposible clasificar, pero incluso al entrar en esos territorios de la escritura no lo hace de la manera acostumbrada. Hocquetot es “una sucesión, un gesto, pero jamás una novela”, se nos advierte al comienzo del texto. Tampoco es una novela porque Gustavo Campos busca escribir algo más que una novela. La descripción del mundo caótico que rodea a Campos da la impresión de ser también caótica y va saltando de género en género, pero el caos se nos revela como un acto premeditado del autor: Hocquetot se muerde la cola y el final se convierte en el principio, cuando la primera página, en la que Campos nos propone su lectura del libro, muestra su verdadera importancia solo al terminar de leerlo y volver al comienzo. Campos alcanza con Hocquetot una meta que parece imposible: escribir un libro en perpetua transformación.
Dennis Arita (Honduras)
 ----------------------------------------

Estamos ante un reto escritural y lingüístico; lo que implica un reto para el lector.  T.S. Eliot llamaba hipocryte lecteur a aquel que quizás no escudriñaba o no llegaba a lo medular de lo literario. No le dé el gusto a Eliot y conviértase en un auténtico lector en El libro perdido de Eduardo Illusio Hocquetot
Javier Alvarado (Panamá)
  ----------------------------------------


En Gustavo Campos los repuntes lúdicos encuentran sus realizaciones más logradas en los juegos literarios. Las repetidas menciones de autores y de obras, las continuas citas, los juegos de palabras, de estilos, de tramas, etc., en mezcla heteróclita con referencias comparables a la música, la fotografía, el cine etc., hacen de los textos órbitas de remitencias de intertextualidad literaria y multimedial. Podría decirse que en las narraciones de este autor, los contextos locales inmediatos quedan absorbidos dentro de esa especie de juegos de mundos posibles que habilita la ficción. 
Hector Leyva (Honduras)

Campos nos propone una escritura de posibilidades ilimitadas, donde una historia se escribe y se cuestiona, se redacta y se corrige. Todo bajo la figura literaria de la “puesta en abismo”, en la que una historia vive dentro de otra como una caja china hasta el infinito; una técnica harto cultivada por autores latinoamericanos como Jorge Luis Borges, Macedonio Fernández, Juan José Saer o Sergio Pitol.
Albany Flores Garca
                                                        ----------------------------------------



Biobibliografías de los reseñistas. 

María Eugenia Ramos

(Tegucigalpa, Honduras, 1959)
Estudió periodismo y literatura en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, aunque por decisión propia no tiene un título formal. Ha ejercido los oficios de la edición, la comunicación social y la educación aplicando metodologías alternativas.

Obra publicada
La niña que nació para ser poeta: Clementina Suárez (Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2018) y La maestra Choncita (Editorial Guaymuras, 2017), biografías adaptadas para niñas y niños de la poeta Clementina Suárez y la heroína nacional Visitación Padilla, respectivamente; Una cierta nostalgia, cuentos (Editorial Guaymuras, 2016, cuarta edición); La visión de país en Clementina Suárez y Alfonso Guillén Zelaya, ensayo, en coautoría con Mario Membreño Cedillo (PNUD, Tegucigalpa, 2002); Educación, democracia y desarrollo en Honduras (artículos de Ventura Ramos, comp.); Porque ningún sol es el último, poesía (Ediciones Paradiso, Tegucigalpa, 1989).  Ha participado en numerosos encuentros literarios, entre ellos, la serie anual de Encuentros de Escritores Chiapas-Centroamérica y México-Centroamérica (Chiapas, México, 1992-2000), “América Latina, Tierra de Libros” (Roma, 2010), FIL Guadalajara (2011) y el Primer Encuentro de Narradores "Centroamérica cuenta" (Granada, 2013).

Su obra ha sido incluida en las antologías de poesía: Poésie Hondurienne du Siècle XX (Ediciones Patiño, Ginebra, 1997, edición bilingüe francés-español), Honduras, mujer y poesía (Guardabarranco, Tegucigalpa, 1998), Puertas abiertas. Antología de la poesía centroamericana (compilación de Sergio Ramírez, Fondo de Cultura Económica, México, 2011); y de cuento: Antología de cuentistas hondureñas (Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2003), Pequeñas resistencias 2. Antología del cuento centroamericano (Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2003), Puertos abiertos. Antología del cuento centroamericano (compilación de Sergio Ramírez, Fondo de Cultura Económica, México, 2011) y Centroamérica cuenta (edición bilingüe francés-español, Editorial L'atinoir, Marsella, 2014).
En 2011 la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, la seleccionó como una los “25 secretos literarios mejor guardados de América Latina”, narradores y narradoras que a juicio de un comité de escritores, editores, críticos y lectores de la región son muestra de la mejor calidad literaria del continente.



León Leiva Gallardo
(Amapala, Honduras, 1962)
Poeta, narrador y ensayista.
Estudió Psicología y Letras en la Universidad de Northeastern Illinois. Autor de las novelas Guadalajara de noche (Tusquets Editores, 2006), La casa del cementerio (Tusquets Editores, 2008) y de los poemarios Palabras al acecho en la coedición Desarraigos: Cuatro poetas latinoamericanos en Chicago (Vocesueltas, 2008), Tríptico: tres lustros de poesía (MediaIsla Editores, 2015), Breviario (Ediciones Estampa, 2015), El pordiosero y el dios (MediaIsla editores). 
Participó en “Centroamérica cuenta 2016”, Nicaragua.
 Blog: Calibariel



Jorge Ávalos
(San Salvador, El Salvador, 1964)
Poeta, narrador y dramaturgo salvadoreño, también reconocido por su periodismo de análisis e investigación.
Entre 1980 y 2001 residió en los Estados Unidos donde estudió antropología y desarrollo económico. Se desempeñó como artista visual (video arte) entre 1987 y 1993, y en ese campo recibió algunos de los premios más importantes disponibles en Nueva York y los Estados Unidos, incluyendo una beca de la Fundación para las Artes de Nueva York, un premio del Consejo para las Artes de Nueva York, un premio nacional del Fideicomiso para las Humanidades ("Young scholar award"), y otros premios.
En abril de 2004 Ávalos fue galardonado con el Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán por su colección de cuentos La ciudad del deseo. En febrero de 2012 recibió otro galardón centroamericano, el Premio Mario Monteforte Toledo de Cuento, por su obra El secreto del ángel. Aparece incluido en la antología de cuento centroamericano Puertos Abiertos, seleccionada por Sergio Ramírez y publicada por el Fondo de Cultura Económica, México, DF, 2011.

Obras
El cuerpo vulnerado (poesía, San Salvador, 1984), El coleccionista de almas (poesía, Nueva York, 1996), La ciudad del deseo (cuento, Panamá, 2004), Ángel de la guarda (teatro, San Salvador, 2005, La canción de nuestros días (teatro, San Salvador, tres versiones: 1993-2004-2008, Lo que no se dice (teatro, San Salvador, 2009), La balada de Jimmy Rosa (teatro, San Salvador, 2009), El secreto del ángel (cuento, San Salvador, 2012. Premio Centroamericano de Cuento Mario Monteforte Toledo, Guatemala, 2012. Edición privada, San Salvador), Historias de dos ciudades. Cuentistas de Panamá y El Salvador (selección y edición de Jorge Ávalos y Enrique Jaramillo Levi, antología, Panamá, Sagitario Ediciones, 2017), El Salvador en construcción. Autores: Carolina Ávalos, Jorge Ávalos, et al (ensayo, Istmo Editores, San Salvador, 2017).
Participó en “Centroamérica cuenta 2015”, Nicaragua.
Dirige la Revista de Letras y Artes La Zebra.



Dennis Arita
(La Lima, Cortés, Honduras, 1969)
Narrador, traductor y diseñador gráfico. Sus relatos y traducciones han aparecido en varias publicaciones hondureñas. Incluido en Entre el parnaso y la maison: Muestra de la nueva narrativa de la costa norte hondureña (HN, 2011) y en Centroamericanos del ayer y hoy (HN, 2014). Ha publicado dos libros de cuentos: Final de invierno (2008) y Música del desierto (2011).
A juicio del crítico Hernán Antonio Bermúdez: “Dennis Arita posee, en suma, una escritura depurada, precisión de vocabulario, pudor expresivo, continuos hallazgos descriptivos y casi ausencia total de tanteos o vacilaciones (las excepciones son minúsculas). Final de invierno es un excelente primer libro y le abre paso, además, a Música del desierto (2011) que confirma y consolida su enorme talento narrativo.”

(Santiago de Veraguas, Panamá, 1982).
Es poeta y Licenciado en Lengua y Literatura Españolas por la Universidad de Panamá. Colabora con publicaciones de su país y del exterior, como así también forma parte de antologías latinoamericanas e internacionales.  Obtuvo numerosos premios, entre ellos, el Premio Nacional de Poesía Joven de Panamá Gustavo Batista Cedeño 2000, el Premio de Poesía Pablo Neruda 2004, el Premio de Poesía Stella Sierra en el 2007, el Premio Centroamericano de Literatura Rogelio Sinán 2011, el Premio Internacional de Poesía Nicolás Guillén 2012, el Premio Internacional de Poesía Rubén Darío de Nicaragua 2013, el Premio Medardo Ángel Silva 2014, con un jurado conformado por Antonio Gamoneda, Rodolfo Hinostroza y Julio Pazos, el Premio Nacional de Poesía Ricardo Miró 2015 de Panamá. Ha sido Poeta Residente por la Fundación Cove Park, Escocia, Reino Unido 2009. Y recibió Mención de Honor del Premio Literario Casa de las Américas de Cuba 2010, siendo finalista del Festival de la Lira (Ecuador), Primer Accésit del Premio Eros de Poesía Erótica 2015, convocado por el Centro Canario de Estudios Caribeños por el poema “Para hacer el amor en Poneloya”, I Finalista del Premio Internacional de Poesía Gastón Baquero 2015, Salamanca, España, Premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá en poesía, Mención de Honor Premio Hispanoamericano de Poesía de San Salvador, El Salvador, 2016, Premio Hispanoamericano de Poesía de San Salvador, 2017.
Aparece incluido en la antología de poesía centroamericana Puertas Abiertos, seleccionada por Sergio Ramírez y publicada por el Fondo de Cultura Económica, México, DF, 2011.
Publicó hasta la fecha Tiempos de Vida y Muerte (2001),  Caminos Errabundos y otras Ciudades (2002); Poemas para caminar bajo un paraguas (2003),  Aquí, todo tu cuerpo escrito (2005), Por ti no pasa nunca el Tiempo (y otros poemas al espejo) (2005), No me cubre de edad la Primavera (2008), Soy mi Desconocido (2008), Carta Natal al País de los Locos(2011), Ojos Parlantes para estaciones de ceguera (2011), Balada sin ovejas para un pastor de huesos (2011), Viaje solar de un tren hacia la noche de Matachín (2013), El mar que me habita (2013), La vida en mi plato de pobre (2015).


Héctor Leyva
(Honduras, 1963)
Es profesor de la Escuela de Letras de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, investigador de temas literarios, históricos y culturales centroamericanos y editor de autores hondureños y de recopilaciones de tradición oral indígena. Se doctoró en 1996 en la Universidad Complutense de Madrid con su trabajo Narrativa de los procesos revolucionarios centroamericanos (1960-1990). Su libro Imaginarios (sub)terráneos. Estudios literarios y culturales de Honduras (2009) ofrece una exploración teórica y datos de primera mano sobre una diversidad de temas hondureños. Es miembro de la red académica internacional que publica Istmo. Revista de estudios literarios y culturales centroamericanos. Ha sido consultor de UNESCO y ha formado parte de los equipos de investigación de los Informes nacionales y regionales de desarrollo humano del PNUD. 
Su Blog Scriptorium ofrece buena parte de su obra en versiones descargables.



Kalton Harold Bruhl
(Honduras, 1976)
Ha publicado numerosas obras, entre las que destacan sus libros de relatos: El último vagón (España, 2013); Un nombre para el olvido (2014); La dama en el café y otros misterios (2014); Donde le dije adiós (2014); Sin vuelta atrás (2015); La intimidad de los Recuerdos (2017). Es autor de la novela La mente dividida (Premio Centroamericano de Novela Corta, España, 2014). Sus obras han sido parcialmente traducidas al alemán y francés en más de 50 antologías publicadas en los últimos 5 años en distintas editoriales de España, Argentina, México y Estados Unidos, mencionándose entre ellas Antología del relato negro III, Hiroshima, Truman, Asesinatos profilácticos, 2099, Kafka y Relatos fotoeróticos, todas con Ediciones Irreverentes; París, Viena, Lisboa y Tras las huellas de Arsenio Lupin de M.A.R. Editor.  Ganó el Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa” y es miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua, Correspondiente de la Real Academia de la Lengua.
También aparece incluido en la antología de cuento centroamericano Un espejo roto, seleccionada por el Premio Cervantes Sergio Ramírez.
Participó en “Centroamérica Cuenta 2014”.

Hernán Antonio Bermúdez
(Honduras, 1949)


Crítico literario y diplomático hondureño. Nació en el año 1949. Perteneciente a los grupos literarios “Vida Nueva” y “Taunka”. Fundó las revistas Coloquio (1969-1970) y Señales (1971-1972). Fue miembro del comité de redacción de la Revista Alcaraván. Aunque sin obra orgánica aún, es uno de los más inteligentes críticos literarios de Honduras. Ha recopilado sus reseñas en dos libros: Retahíla (1980) y Afinidades (2007). Fundador de varias revistas literarias y de la editorial Guaymuras, también es autor de la antología Cinco poetas hondureños (1981). Diplomático de carrera, actualmente es director de la Academia Diplomática de Honduras.

--------------------------------------------------------------------------


Albany Flores Garca
(Honduras,1989). 
Escritor, editor y ensayista; graduado en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Ha publicado, en cuento, Muerte prodigiosa (2014); en poesía, Geografía de la ausencia (2012) y El árbol hace casa al soñador (2016); y en ensayo Honduras, relaciones históricas entre Academia y Estado (1838-1848). Ha escrito y colaborado en revistas y periódicos de Honduras, Cuba, Brasil, Colombia, México e Italia, y es fundador de la revista académica-cultural El Zángano Tuerto. Es editor en máladive editores.

sábado, 1 de abril de 2017

Revista Narrativas # 45



Ya salió el número 45 de la Revista Narrativas (revista de narrativa contemporánea en castellano). En ella aparecen los hondureños Kalton Bruhl y Gustavo Campos. También Rosalba Campra, a quien solo conocía como ensayista. 
Y de otros buenos escritores. 



Gracias al comité de selección por el espacio. 
Quedan invitados a leer. 



viernes, 24 de febrero de 2017

Kalton Bruhl: entre la reescritura, la frivolidad y el humor. Gustavo Campos



 Por Gustavo Campos
El crítico y teórico literario estadounidense Harold Bloom nos dice en Cómo leer y por qué que el interés auténtico por la lectura debe comenzar como un placer. También hace énfasis en que para recuperar el placer de leer cuando se ha perdido o no se ha inculcado hay que desvincularlo de cualquier asomo de obligación o de expectativas ideológicas que generen falsas esperanzas de que lo que leamos nos procurará un cambio social. A esto él lo llama un fraude del conocimiento.
¿Pero qué ocurre cuando los libros a los que nos acercamos parecieran distanciarnos de nuestra realidad? Estos mundos paralelos del oficio de reescribir la historia y la literatura y los mitos no pertenecen a esta época. Ya antes otros artistas, escritores, músicos, pintores, lo han hecho. Recuérdese entonces la obra maestra de Leonardo da Vinci,  La Mona Lisa, pintada entre 1503 y 1504, y que luego reprodujera magistralmente Marcel Duchamp, integrante del movimiento dadaísta, agregándole un bigote y una perilla con lápiz en 1919 y cambiara su título por L.H.O.O.Q. cuyo significado en francés sería el de «Elle a chaud au cul». En literatura, Miguel de Cervantes Saavedra haría lo mismo con El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha en respuesta a las novelas caballerescas. Podemos rastrear a otros escritores como el caso del poeta romano Catulo nacido antes de Cristo. Así, en esta línea, por la que también pasan Juan José Arreola, Marco Denevi, Augusto Monterroso, y en Honduras Óscar Acosta, Rigoberto Paredes, Juan Ramón Saravia y Nery Alexis Gaitán, por mencionar algunos, que incluso se adentran en mundos fantásticos.
En el presente libro Kalton Bruhl no deja de hacer uso de esos recursos de inversión/subversión de los mitos y agrega a cada historia ese bigote duchampiano a obras que ya creíamos agotadas, revistiéndolas de nuevos significados.
La intimidad de los recuerdos constata, una vez más, esas «artimañas» del autor a quien tampoco se le escapan otras artes y recurre como cinéfilo y fan de novelas serie B y de ciencia ficción a la desacralización y juego constante entre esos mundos. He aquí su demostración de ese humor característico de él: los escenarios se confunden/ funden entre religión y mito y ciencia ficción, lo onírico y delirante son otros temas explorados fundando de este modo una “imaginería” propia, de la que los jóvenes no se sienten alejados, sino por el contrario, cómplices de esos breves relatos. Según Sartori nuestra condición de «Homo sapiens» ha sido sustituida por la de «Homo videns». Pero hay algo importante que acotar sobre el humor y las categorías de humor, que suele ser una respuesta de la inconformidad que el autor siente hacia algunas historias o situaciones. A veces este se genera por miedo, lástima o piedad. Desde otro punto de vista más filosófico, lo asocian a la frivolidad, al no encontrarle total sentido a la vida. El frívolo se ríe de todo y es, además, un ser sufriente que se ve obligado a inventar la risa, como lo declara Nietzsche. Esta reflexión nos genera una particular pregunta: ¿a qué se debe que el autor prefiera volver a textos ya antes escritos o historias ya construidas para construir (reconstruir) su mundo? Una pregunta que no me atrevo a responder. Pero que las lecturas atentas a su obra completa nos habrían de mostrar constantes temáticas adonde vuelve una y otra vez (Léase «Los vagones de Kalton Bruhl». Revista Centroamericana Carátula #74 y en la página de la Asociación de Academias de la Lengua Española).
Un importante caso a resaltar, sobre todo para el sistema educativo ya caduco, es que la literatura universal no murió hace más de cien años y que la literatura hondureña tampoco murió en los 40 y con los nacidos en esa década y la anterior. Sigue produciéndose literatura de calidad, narrativa y poesía, en un contexto tan diferente que exige sus propias demandas.
Vivimos en la era posmoderna de la globalización y las tecnologías y en un continuo proceso de intercambios culturales entre las diferentes culturas del mundo. Honduras ya no está aislada. Kalton Harold Bruhl lo sabe. Me aviento a proponer dos características suyas, teniendo más él que le conocerán otras personas, una de ella es que durante un tiempo se le conoció como un escritor solitario, alejado de la farándula y del mundo «intelectual» del que ya forma parte, el que se le ha adherido a su vida como aquel poema de Quevedo: «A su nariz»; por supuesto, absolvámoslo de toda culpa;  el segundo ya antes mencionado: su desaforo humorístico.
Gracias a la culpa ya absuelta de su primera característica, ha sido considerado el escritor joven exportable por excelencia. Incluido en más de un centenar de antologías y acreditándose varios premios de narrativa, entre ellos el Premio Centroamericano de Novela Corta 2011, el reconocido escritor nicaragüense Sergio Ramírez lo incluyó en la antología de la nueva narrativa breve de Centroamérica y República Dominicana Un espejo roto y en su equivalente en alemán Entre sur y norte. Un par de años después, pese a su desconocimiento dentro del país, ha publicado varios libros en España, se le concedió en el año 2015 el Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa, máximo galardón que otorga el Estado de Honduras a aquellos escritores cuyos trabajos literarios tengan trascendencia a nivel nacional e internacional y la Academia Hondureña de la Lengua lo incorporó en sus filas como uno de sus miembros más recientes.

El presente libro contiene historias que nos recuerdan a Augusto Monterroso o a Marco Denevi, pero también hace sus guiños a Jorge Luis Borges, a Hemingway, a Kafka y a personajes e historias bíblicas; en ciertos momentos aborda sus géneros preferidos recordándonos a H. G. Wells o al genial poeta galés Dylan Thomas como en el cuento «La cura». 

Este libro es un libro de múltiples «venganzas» contra la historia. Su narrativa está en permanente rebelión contra el aburrimiento. Se dedica a reescribir algunos mitos. Elogiable atrevimiento el cuento « Identidad» junto a «La familia es primero» y «Formas de evadir la gloria». A veces suele impregnarse de tonos nostálgicos. Y más de alguna angustia prevalece en sus textos. Momentos amargos, de eterno retorno, aparecen en «El pupitre vacío» y la resignación más implacable en «Un café antes del amanecer». Sí, es un pesimista, pero también un humorista que lo lleva a experimentar esa sensación de devolver la vida a aquellos que ya la han perdido, ya sea por medio de apariciones o de experimentos de la ciencia. El cuento «El otro», ya aparecido antes en la antología Kafka (Ediciones Irreverentes, España, 2016) es uno de los que más destacan. Isaac Singer se lee entre líneas.

Algunos relatos recurren en delicada desazón a la familia. Pero aquí está este libro, con historias variadas de este fan de las novelas y películas serie B y de los thriller y ciencia ficción.

Sea usted, querido lector, el que decida con cuál de todos los Kalton Bruhl aquí reunidos desea quedarse. 

Honduras en “Voces de América Latina”. Gustavo Campos



Por Gustavo Campos

Existe una vieja pero muy recordada anécdota sobre la incomodidad de Roman Jakobson sobre la posibilidad de que el novelista ruso Vladirmir Nabokov impartiera clases en Harvard. Jakobson había hecho el siguiente comentario: “a nadie se le ocurriría nombrar un elefante profesor de Zoología”. En otras palabras, hacía una división entre académicos y críticos y escritores. Más de 50 años después persiste esa resistencia generalizada de parte de algunos críticos de defender su trabajo y no permitir intervenciones de escritores. Pero ambos bandos se asemejan en sus “estrategias de apropiación de la literatura”, la cual supone, desde cada punto de vista, que sus lecturas son renovadoras y capaces de identificar nuevas construcciones de tradiciones y contextos, en otras palabras, creen ser “arbitrarios”. Esta historia también salpica a otros creadores muy conocidos como Italo Calvino, Umberto Eco o Ignacio Padilla.

Tal preámbulo no tiene otra intención que abrir un diálogo sobre la literatura latinoamericana del presente. En este caso, la escritora y conferencista dominicana María Farazdel (Palitachi) compiló una antología latinoamericana en tres volúmenes: los primeros dos dedicados a la poesía y el tercero a la narrativa breve, a los que dio el título de “Voces de América Latina”.

Son más de doscientos los autores recopilados: “El Tomo I tiene 19 países con 73 poetas (fuera por el idioma Haití y Brasil). Se recogen estos dos países traducidos en el II y III. El Tomo II tiene 21 países con 82 poetas. El Tomo III tiene 21 países con 49 narradores. Esto completa la trilogía”, confirmó la compiladora.

Las antologías se publicaron en Texas, Estados Unidos, y dos de ellas, las de poesía, se presentaron en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2016. Los tres tomos se integrarán a los estudios sobre Literatura Latinoamericana en la Universidad de Nueva York  Hunter Collage.

María Palitachi afirma que su “objetivo concreto es el de unir voces canónicas y contemporáneas con voces emergentes”. Se sobreentiende que ha investigado, indagado y ha traído una nueva discusión del discurso poético contemporáneo sobre la mesa. Además, “Voces de América Latina” está despojada de esos “pretextos” que las grandes casas editoriales toman en cuenta a la hora de publicar a un autor. Esto supone una descolonización sobre qué debemos leer.

Antologar no es un trabajo fácil, por muchísimos factores harto conocidos, sin embargo, la presente antología plantea un debate importante a nivel continental: es la construcción de un espacio para que todos los textos incluidos puedan ser leídos en el contexto actual, pero lo más llamativo es la creación de un canon o búsqueda de las tradiciones poéticas “dominantes” y por llamarlo así “sumisas” o “relegadas”.

 “La lista de invitados era copiosa y vasta desde el principio”, agrega la antóloga. Además de los escritores invitados echó mano a vastas antologías incluso actualizadas, algunas publicadas en 1980, 1985, otras en 2010, 2012, 2015…

En lo que compete a Honduras, algunos nombres siguen apareciendo como parte de esa literatura actual, no es de extrañarse entonces que en el caso del volumen de narrativa hayan sido incluidos María Eugenia Ramos, quien fue invitada nuevamente a la FIL Guadalajara 2016, Kalton Bruhl, Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa, Gustavo Campos, recién galardonado con el Premio Centroamericano de Novela Corta 2016, y la novedad en el panorama narrativo es Héctor E. Flores, quien, junto a Gustavo Campos, son los que aparecen tanto en poesía como en narrativa. Tanto María Eugenia Ramos, Kalton Bruhl, Gustavo Campos, Jessica Sánchez, León Leiva Gallardo (quien también aparece antologado en “Voces de América Latina” Vol. I) pertenecen a ese grupo que ha participado en Centroamérica Cuenta, el evento más importante de las letras centroamericanas y que sigue realizándose gracias a Sergio Ramírez.

En los de poesía hay novedades y reafirmaciones: Fabricio Estrada, León Leiva Gallardo, Venus Ixchel Mejía, Soledad Altamirano, Evelin Yazmin, Héctor Flores, Murvin Andino, Dennis Ávila, Gustavo Campos.

Según María Palitachi esta es la literatura del presente. En los volúmenes convergen autores como Saúl Ibargoyen, Gioconda Belli, entre otros.


María Palitachi Ha publicado varios libros de poesía y ha sido traducida al inglés, francés y serbio. En Bolivia recibió el galardón de “Embajadora Universal de la Cultura” avalado por la UNESCO, 2014. Además, volviendo al párrafo que abrió este artículo, la vida académica y profesional de la antóloga pasó por (BA) Hunter College, NY. (MA) Fordham University. (P D) Long Island University, CWP).

martes, 21 de junio de 2016

Los vagones de Kalton Bruhl. Por Gustavo Campos

Los vagones de Kalton Bruhl: Una aproximación a su vida y obra.

Kalton Bruhl, Jessica Sánchez y Gustavo Campos. 2016.

Sensini

Nos conocimos con Kalton en la premiación de un concurso de cuentos como los personajes de “Sensini” de Roberto Bolaño. Él había obtenido el primer lugar con “Banana republic”, antologado posteriormente en Historias de la imposición yanqui sobre Hispanoamerica y España (Ediciones Irreverente, España, 2012), y en Un espejo roto. Antología del nuevo cuento de Centroamérica y de República Dominicana (Comp. Sergio Ramírez, 2014), y yo el tercer con “Un cepillo de dientes”.

Muchos años después vino el intercambio de e-mails y la amistad franca. Un amigo en común nos terminó de vincular, el escritor nicaragüense Ulises Juárez Polanco, con motivo de la convocatoria para participar de la antología antes mencionada que realizaría Sergio Ramírez.

Su obra ha sido incluida en más de medio centenar de antologías y ha sido acreedor de incontables premios y menciones literarias. Ha publicado varios libros de cuentos, microcuentos y una novela, dos de ellos editados en España: El último vagón y La mente dividida, ésta última Premio Certamen Literario Centroamericano Permanente de Novela Corta, 2011.
 
Kalton Harold Bruhl (Comayagüela, 1976) nació con nombre de escritor en una ciudad hundida (en la corrupción como en su geografía) en el centro de Honduras. Sin embargo, son sus artistas y algunas instituciones las que luchan por contrarrestar su mala reputación. El municipio del Distrito Central es pródigo en actividades culturales y artísticas, no obstante, Kalton se ha condenado, voluntaria o involuntariamente, al ostracismo. Y es desde su aislamiento, sin obviar su entorno, desde donde combina sus lecturas, experiencias -sensitivas, perceptivas y afectivas- y obsesiones, trasfórmandolas en sus propuestas, convirtiéndose, sin autoproclamarse, en uno de los escritores más relevantes no sólo de Honduras y de Centroamérica sino del habla hispana.
 
A propósito de su nombre, será fácil inferir que la probable razón por la cuál sus personajes tienen nombres extranjeros se deba a que él mismo carece de uno que sea común. Hay quienes exigen que los personajes de la narrativa tercermundista se llamen Juan, Pedro, Roberto, Carlos, etc., o sus equivalentes en inglés: James, John, Robert, Michael, William, David...como si Latinoamérica hubiera estado ajena a ese fenómeno de movimientos poblacionales llamado “migración” (espero no errar en mi suposición ni en lo interesante que resulta leer y oír quejas de parte de algunos lectores por no hallar un “vínculo” entre nombre y terruño ).


Algo está gestándose

Hace aproximadamente quince años nació una nueva generación de escritores hondureños que exigían que la literatura –y el arte en general– no estuvieran supeditados a los temas sociopolíticos. Abanderaron una literatura cuyos límites no fueran otros sino los de la imaginación. Libertad total de creación. Literatura en beneficio del placer estético y no del compromiso moral y social. Habían aprendido que el arte es amoral y que de él se ramifican la moral y la inmoralidad –caras de una misma moneda–. Un afán de desmarcamiento de su generación predecesora. Y comenzaron un cambio en contra del establishment literario que imperaba en el país. Comenzaron a indagar, leer y estudiar a los autores con quienes tenían una afinidad y por quines sentían una conexión. Leyeron y descartaron la herencia literaria de la veterena pareja de los “realismos M” y se enfocaron más en la dejada por Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Felisberto Hernández, Augusto Monterroso, Juan José Arreola, Juan Carlos Onetti, Marco Denevi, Sergio Pitol, César Aira, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia, Roberto Bolaño, entre otros escritores hispanos. Sus narices olfatearon la literatura europea y anglosajona y la devoraron. En Honduras rescataron del olvido y del saco del pudor a muchos de ellos que, siendo reconocidos por lectores avezados y crítica especializada, habían sido relegados debido a que su escritura abordaba algunos temas tabúes y cuyas aspiraciones los llevaron a la experimentación formal con el lenguaje. También a aquellos que su literatura no tenía un impacto directo en la sociedad, urgida de respuestas como consecuencia de la desigualdad social y económica. La literatura de mayor demanda era aquella que respondía o reflejaba su realidad caótica y crítica. Y ellos estaban dispuestos a redireccionar la narrativa nacional desde nuevos enfoques y a romper con los tabúes: todo podía ser narrado. No había -ni hay- temas censurables. Metieron tijera a los escenarios empalagosamente descriptivos y referenciales. Recurrieron a ellos desde una perspectiva minimalista, tomando con pinzas algunos elementos que contextualizaran sus narraciones. Y se asumieron como personajes. Álter egos y desdoblamientos fueron parte de lo que asimilaron de sus lecturas. Quizás a lo Henry Miller o Vila-Matas. Algunos elementos les fueron comunes como el escepticismo, desacralización, irreverencia y erotismo, subvirtiendo los valores de una sociedad conservadora como ser la religión y los ideales sociales, dieron un giro a un anti modelo de escritura, rehén de un escepticismo obsesivo.

Uno de los puntos coincidentes entre diferentes narradores fue saldar la deuda del tema erótico. Así encontramos una exploración desde distintos puntos de vista y estilos el tema de la sexualidad y el erotismo (“Al margen de la tradición”). M. Gallardo, D. Arita, J. Sánchez, K. Bruhl, G. Rodríguez, G. Campos, por mencionar algunos.

Redefinieron el realismo (emparentándolo con el realismo sucio). Algunos crearon un mundo de referencias cruzadas: álter egos, personajes literarios y personas reales se entremezclan en diferentes planos narrativos y se repiten en las diferentes propuestas narrativas.  

Situaron en su lugar correspondiente a los escritores de su canon particular. Los cambios de enfoque de lectura, las nuevas teorías literarias y el mundo virtual y globalizado -Internet, redes sociales y tecnología-configuraría lo que solíamos llamar como nuestra “imaginería” y tradición. Siendo un país rural, gracias a la tecnología de la comunicación, se tendría acceso a nuevas alternativas culturales en un proceso de transculturización, sabiéndonos ya no más aislados del mundo, por nuestra condición tercermundista, insertándonos y siendo parte de las novedades informativas y culturales en “tiempo real”. Ya no habría que esperar años para acceder a la cultura universal y a los últimos movimientos artísticos. Vino el cambio. El desinterés por la lectura existió siempre. Los escenarios e intereses del público dieron un giro. Sin haber asimilado muy bien ese acercamiento cultural y literario, aún en desfase, nos actualizamos, tomándonos por sorpresa el momento actual. Ruralidad con elementos tecnológicos.

Libros como los de Marco Carías: Nuevos cuentos de lobos (1991) y Una función con móviles y tentetiesos (1980) resistieron el tiempo y Cronos les otorgó la gracia de ser imperecederos. Antes de él se consagraron otros nombres como Froylan Turcios con un estilo entre romántico, gótico y fantástico; Arturo Martínez Galindo y sus Cuentos completos, editado por Óscar Acosta en 1996, quien a su vez publicó El arca, su primer y único libro de cuentos, en 1956; Eduardo Bähr y Julio Escoto en la década de los setentas, siendo el primero el más afín a la nueva generación de narradores por hacer uso de un estilo basado más en la transparencia y de prosa no barroca, heredera de la narrativa anglosajona, lo que con el paso de los años encontraríamos en Rey del Albor, Madrugada (1993); de Roberto Castillo, sus momentos cumbres en la narrativa los encontramos en La guerra mortal de los sentidos (2002) y La tinta del olvido (2007), de sus libros publicados; Armando García contribuye a la conformación de esta vértebra al escribir el prólogo “El dolce stil nuovo en el mundo garcíamandiano” (Hechos necios que acusáis, 1996) que tiene fuertes conexiones con “Algo está gestándose”, de Marcos Carías, algunos cuentos de La tinta del olvido, y algunos relatos de Los inacabados (2006), de Gustavo Campos, y “El discreto encanto de la H” (Las virtudes de Onán, 2007), de Mario Gallardo. A este bloque se suman María Eugenia Ramos con Una cierta nostalgia (2000); Felipe Rivera Burgos con “Una visita” (Para callar los perros, 2004); Dennis Arita con Música del desierto (2011); José Raúl López con Perro adentro (2015) y Kalton Bruhl con la novela La mente dividida (2014) y el libro de cuentos El último vagón (2013). Otros nombres se suman a esta lista como el del novelista y poeta León Leiva Gallardo con sus novelas Guadalajara de noche (2006) y La casa del cementerio (2008); Roberto Quesada, Jorge Medina García, Marta Susana Prieto, Jessica Sánchez, Giovanni Rodríguez, Ludwing Varela y Gustavo Campos son algunos de los escritores que también destacan (Para ampliar el listado de autores léase “Negatividad y disonancia en la literatura hondureña actual”, de Héctor Miguel Leyva). Y la recién incorporada Ondina Zea, con Bajo un mismo cielo, entre el relato de viaje y el diario pluricontinental.


Kalton, el escritor invisible

F. Schlegel opinaba que la teoría debía entenderse en su sentido originario como contemplación espiritual del objeto, como una observación (que eso significa theoría en griego). La presente aproximación parte de esa premisa de contemplación y de la relectura de la obra de Kalton Bruhl.

Alguien dijo en una ocasión que hay gente que porque sabe leer y escribir, cree que sabe leer y escribir, pero este no es el caso de Kalton Bruhl. Digo, con conocimiento en la materia, que hay muchos autores que conocen las reglas de la escritura, pero no saben escribir, como sentenció Sean Connery. Bruhl cuenta con la habilidad innata de creación. Desconocido en nuestro país, tiene el mérito de ser uno de los escritores hondureños más antologados en el extranjero. Recién se le otorgó el máximo premio de las letras nacionales: Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa 2015”. Es uno de los dos o tres autores en recibirlo antes de los 40 años. Julio Escoto es uno de ellos. Además es miembro de  número de la Real Academia Hondureña de la Lengua. Hace poco, para sorpresa mía, y de muchos, en Diario el Mundo.es lo destacaron como uno de los escritores más representativos del habla hispana en la actualidad.

Es harto conocida la reflexión bíblica de “nadie es profeta en su misma tierra”. Y Bruhl, infatigable lector y obsesivo buscador de concursos literarios, padece del mismo mal. Mezquindad, egocentrismo y envidia conforman el ambiente literario del país. Necesario y divertido. Sin embargo, Kalton ha elegido la creación sin respirar esos aires tóxicos de las reuniones sabihondas y de los compadrazgos. Parecido al caso de Roberto Castillo y Dennis Arita, él prefiere alejarse del “mundanal ruido” del egocentrismo absoluto, así como lo sugiriera Virginia Woolf para no “quemar” su talento en rencores y envidias.
¡Que los enceguecidos sean otros!

En sus escritos puede percibirse naturalidad y sencillez que hacen que el lector se interese. Su narrativa está en permanente rebelión contra el aburrimiento y la mediocridad. En ella hace gala de sus conocimientos culturales y reescribe algunos mitos. Una de las señas que busca un lector cuando toma un libro cualquiera ya sea de poesía o narrativa que ha abrevado de los mitos es encontrar una reinterpretación, que esa materia mitológica haya variado en su sentido mostrando cierta originalidad al abordarlo. Y en este caso Kalton Bruhl genera nuevos planteamientos, nuevas preguntas y respuestas. Ha pasado por un proceso de “reescritura” o de actualización de su valor simbólico.

Lo fantástico, el humor negro y la ciencia ficción son parte de sus huellas. Sus autores preferidos son Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Phillip K. Dick, Richard Matheson e Isaac Singer, entre otros.

Empedernido cinéfilo, hacker de e-book, lector de kindles, desde que ganara en 1994 el Premio Grupo Ideas ha venido coleccionando premios a nivel nacional e internacional.
 

Altibajos y cumbres

Rara vez la obra de un autor es homogénea. Siempre hay altibajos. Más aun en países pobres donde el estímulo del pensamiento y la creación no son prioridad, como apunta César Aira en su Diccionario de autores Latinoamericanos sobre tres escritores jesuitas de la época colonial: “Los tres brillaron fuera del país, que no daba mayores oportunidades al cultivo del intelecto”. Y en este autor hondureño vuelve a cumplirse tal reflexión. Sin embargo, en la literatura no todos suelen alcanzar momentos cumbres. Otros sí. Algunos sin talento, otros con él. Algunos, carentes de talento, conocen el valor de la disciplina y la convierten en su mejor carta, sin embargo, pese a que pueden lograr una obra digna y meritoria, ésta corre el riesgo de disiparse pronto. Kalton ha alcanzado algunos momentos cumbres, que lo ha hecho merecedor de ser incluido en más de medio centenar de antologías y haberse acreditado muchos premios y menciones. La literatura como ejercicio de transición entre el olvido y la posteridad lleva consigo una constante búsqueda. Y existe una literatura producto de ellas. Kalton sigue tal premisa y apuesto que escribirá una que no sea únicamente importante en Centroamérica, sino fuera de nuestras fronteras, y ya ha comenzado a rasgar ese inaccesible velo de la trascendencia literaria.


Algunos vagones

Entre sus textos más sobresalientes están “Votos nupcionales”, “El último vagón”, “Banana Republic”, “El secreto”, “Saqqara”, “El mejor recuerdo”, “El origen”, “El otro”, , “Devaluación”, “Esa mañana”, “El reino”, “Tentación”, “Sedición”, “El francotirador”, “Licitación” y la novela La mente dividida. Por supuesto, no pretenderé extenderme tanto ni reseñarlos todos, con unos cuantos bastará para incentivar la lectura de su obra.

En “El último vagón”, el señor Nelson, maquinista de un tren de cargas, a su reencuentro con su hija, abandona su último “vagón” tras ser revelada una conmovedora nota que recuerda posiblemente la escena final de La notte de Antonioni. La diferencia es que el personaje ha olvidado que la lleva consigo y no se aclara si es de su autoría o la copió de Reader's Digest. Pero quien se percata de ese profundo sentimiento de liberación es su hija al ayudarlo a incorporarse y sentir, por su ligereza, el desprendendimiento del peso muerto e inútil de ese último vagón cargado de afectos, sentimientos, deseos y compromisos. El cuento es una conmovedora metáfora del paralelismo entre viaje físico, afectivo y espiritual
y de la honda ternura que suponen las relaciones padre-hija: “Te agradezco que no me hayas dejado solo ahora que mi tren ha cambiado de rumbo y viaja, ya sin retorno, hacia el olvido”.

Pedro Pujante opina que El último vagón (finalista del VII Premio Internacional de Relatos Vivendia-Villiers): “expone su visión de la vida como un tren a través del cual vamos acumulando, transportando recuerdos. La metáfora puede igualmente servir para fotografiar un libro de cuentos breves, que como vagones se anudan unos a otros conformando un alargado entramado de piezas que se deslizan independientes pero compactas en forma de libro-tren por las vías de la literatura actual.”   

En “Votos nupcionales”, Charles Miller, de “calvicie incipiente” de “monje medieval”, se casa con una antigua reina de belleza e integrante del equipo de porristas. El cuento refleja la sociedad capitalista y competitiva y los complejos y frustraciones del personaje que bien pudiera recordarnos algún personaje de alguna novela de John K. Toole. Miller, hombre feo  e inseguro, es contrapuesto con Peter Norton, cuyo físico -apuesto- y éxito lo hacen un ejemplo de la autorrealización personal y profesional. En la historia se entretejen la frustración ante la incapacidad de ascender de estatus social, el pesimismo producto de lo que considera un futuro irrealizable, los sueños y planes truncados que se traducen en la no materialización de la posesión de bienes, lo cual lo conlleva a dudar del amor de su esposa y sospechar de una posible infidelidad. El personaje, con los pies soterrados en la realidad abrumante de la sociedad, donde la estética es prioridad, se interroga, con preocupación, si su esposa: ¿“prefería su insignificante compañía a la de un hombre atractivo y exitoso”?

Con un final inesperado, este cuento hace gala de sus mejores dotes narrativos.
(No sé por qué este cuento me recuerda mucho a “Charles Atlas también muere” de Sergio Ramírez, más que por la coincidencia de nombres, creo que se debe a su lenguaje. Y quizás la narrativa de Kalton Bruhl sea una de las que más se equipare a la de Dennis Arita, de regusto anglosajona).

En “Banana Republic”, el autor construye una concisa reescritura de la historia referente al paso del filibustero William Walker por C.A. Aquí con un mínimo de recursos expresivos logra un texto que ya es de indispensable lectura para el Itsmo.

El personaje de “El reencuentro” comparte características con el de “Votos nupcionales”: un caricaturesco personaje de cine hollywoodense enajenado por los vídeojuegos recibe la visita de la “rubia más impresionante que había visto en su vida”, quien resulta ser su ex compañera de colegio, Samantha, a quien los remordimientos por las humillaciones inflijidas a “Archivaldo” la llevan a “repararle” su “autoestima” a través de un encuentro sexual inesperado. Erotismo y humor se conjugan en este relato. (La característica que conecta a Archivaldo con Charles es la repetición de personajes “loosers” e inadaptados, sin los mejores atributos físicos).

El otro” forma parte de la antología Kafka (España, Ediciones Irreverentes, 2016) cuyos temas son en torno a la vida y obra de este escritor. En este cuento Kalton se vuelve personaje e imagina un encuentro con Max Brod. Pedro Amorós destaca del cuento: “La elegante escritura de Harold Bruhl se combina con el tono nostálgico de la historia.” Ejercicio de reescritura. Su mérito quizás sea el de encontrar un intersticio de la historia para crear este parentésis de índole fantástico.



Saqqara” se adscribe al género de ciencia ficción y está ambientado en el año 2098. Sociedad caótica cuyos avances tecnológicos jamás llegaron. Tampoco la ciencia llegó a descubrir las curas de las enfermedades mortales como el SIDA y el cáncer. Su visión es escéptica con respecto al futuro: “pensaste que en el algún lugar, cubierta por una gruesa capa de vegetación, debía existir una enorme etiqueta con la fecha de expiración del planeta”. El acaparamiento de recursos naturales que en tiempos pasados fueron detonantes de las guerras mundiales como la explotación de petroleo y agua fueron sustituidos por las drogas. Se invierte el orden natural del mundo y los muertos no son más los latinoamericanos sino “rubios” y de “piel blanca” pertenecientes a los países del primer mundo: “todo iba bien mientras los muertos los proporcionaran los países del Tercer Mundo”. La ONU retomó su papel “importante” en la humanidad y una vez legalizada la drogra se encargó de su producción, distribución y venta, lo que llevó a un conflicto de intereses entre diferentes organismos internacionales: OEA, OTAN y ONU. Los cascos azules se convirtieron en paramilitares y luego en un Cartel.
El personaje principal es un sacerdote (hermeneuta cuasi filólogo) jubilado contratado para convencer a las masas de viajar a Marte. En un imaginativo despliegue de humor se abordan temas como el racismo, religión, historia y política exterior. Sin duda un texto breve no carente de irreverencia y herejía...


Kalton y su mente dividida


Willis McNeally decía que el verdadero protagonista de una novela o de un relato es una idea y no una una persona. Y Kalton Bruhl lo sabe y nos guía a través de La mente dividida, “híbrido entre el terror sicológico, la ciencia ficción y la novela negra”.

Comienza con la sangre goteando de un cuchillo y la descripción de un ambiente extraño. Luego, el extrañamiento del personaje, irreconocible para sí mismo, como si en un rapto de locura se hubiera convertido en otro, al estilo de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Desde su comienzo mantiene al lector a la expectativa, en una tensión que va aumentando conforme avanza.
El personaje es un profesor de filosofía, huraño y excéntrico. Evita las reuniones gremiales y académicas. Pocas cosas le interesan. Depresivo y ansioso, tras descubrirle un tumor en el cerebro, le diagnostican cáncer. Su lenguaje cristalino es fundamental para que la historia fluya naturalmente. Su capitulación es acertada, de breves capítulos que estimulan la lectura.

Pasa del diagnóstico de cáncer (tumor adenocarcinoma) en el cerebro y luego transforma el diagnóstico en una alegoría de la maldad o desarrollo de la maldad devenida en paranoia o delirio. El suspenso aparece en los primeros capítulos cuando se espera que el personaje vuelva a las salas hospitalarias para procurar su cura, pero, contrariamente, nace ese otro personaje (como en los casos de Dr. Jekyll y Mr. Hyde o el personaje famoso de Hitchcock, Norman Bates, o de otras fuentes de índole interdiscursivo –novelas y cine de serie B–) llamado Fred –por el epígrafe y porque Jeff también se emociona al saber que se llama como Nietzsche–, para luego adentrarte en disquisiciones filosóficas morales, existencialistas y lacanianas, por la escisión del yo, y freudianas por el desaforo o rapacidad sexual que experimenta, con teorías que bien podrían pertenecerle al mismo Giovanni Papini. La dualidad psicológica del autor y el tema del doble son elementos fantásticos ya antes explorados.

El huésped” simboliza algo maligno en la dualidad cáncer/amoralidad y suplanta al personaje Jeff, quien en apariencia es muy débil e ingenuo.
El nombre de Samantha reaparece en la novela (Recuérdese “El reencuentro”) y a diferencia de su cuento el personaje sí se deshace de ella. En el capítulo 9, después del asesinato de Jasmine, tiene atisbos de humor la indignación de Fred al ser comparado con Jack “El destripador”. 

Es Fred, entonces, quien lo impulsda a cometer una serie de feminicidios.

Algunas consideraciones a destacar:

Aparece la voz de Friedrich Nietzsche, diferente de la dualidad mostrada por Shakespeare, Stevenson y quizás más cercana a Tolkien:

¿Como Nietzsche? –preguntó, casi seguro de haber acertado.
Exactamente –le respondió la voz– pero como nosotros somos amigos, puedes llamarme Fred.

La correspondencia silábica entre Jeff y Fred cohesionan mejor al personaje.

El personaje cita a Nietzsche en su reflexión sobre la moralidad y amoralidad:  

Nada, sólo tu felicidad y, claro, deseo realizar un experimento y convertirte en el primer superhombre. Quiero verte por encima de la moral. Me parece que es el mejor homenaje que puedo hacerle a mi ilustre tocayo.


El humor es una de las características de la narrativa de Bruhl:

Dedicaron largas horas a estudiar docenas de ejemplares de la revista Cosmopolitan. Analizaron artículos tales como 'Diez errores fatales durante la primera cita', 'Diez señales para saber si es un caballero o un patán' y, por supuesto, 'Conviértete en una detective sexual. Diez signos para adivinar cómo será en la cama'.

Evidente fan de películas o teleseries investigativas como NCIS, La ley y el orden y de novelas policíacas:

Mañana comprarás neumáticos nuevos –le aconsejó Fred– seguro que cuando encuentren el cuerpo vaciarán yeso sobre las huellas, para hacer un molde. También te desharás de tus zapatos, lo único que averiguarán es el número que calzas.

Honduras, con una de las tasas más altas de homicidios, no podría esperarse menos que la imaginación de Kalton Bruhl intentara recrear uno de los tantos feminicidios registrados en el país:

Jeff la tomó del cabello y la sacó por la ventanilla. La arrastró algunos metros, fuera del alcance de la vista de cualquier conductor que transitara a esas horas, luego la lanzó contra el suelo y comenzó a darle puntapiés. Jasmine intentaba protegerse la cabeza con las manos, suplicándole que se detuviera.


La novela también refleja la violencia contra la mujer desde una óptica filosófica y “racional” del personaje Fred/ Jeff.

Más que nada se llenaba de remordimientos por lo que le hacían a esas pobres mujeres. A veces procuraba tranquilizar su conciencia, diciéndose que en realidad les hacía un favor, que seguramente les estaba brindando la única posibilidad que tendrían de sentirse, al menos por unos días, deseables e importantes.

Lo grotesco, el morbo y obscenidad se evocan como en  el lenguaje semiótico de los medios de comunicación local sensacionalistas, amarillistas y la búsqueda de la nota roja:

El cráneo estaba partido a la mitad y en el medio quedaba un revoltijo de cabellos, huesos, dientes, sangre y masa cerebral.

Se destaca el papel de los diarios en la difusión de las noticias tipo nota roja que justifiquen la labor del medio:

Los diarios publicaron en las primeras páginas las noticias. La brutalidad que habían empleado y el hecho de que las víctimas fueran prostitutas, proporcionaron a los periodistas los elementos necesarios para crear una buena historia.

A pesar que es una novela de ficción, también es importante resaltar que la edad de las víctimas escogidas por Fred oscila entre los veinte y treinta y cinco años y estas cifras coinciden con las estadísticas nacionales de muertes. 

El final es abierto a varias interrogantes. Como una especie de alquimia, el cáncer se convirtió en demonio, en la materialización de la maldad. Lo que nos queda claro es que en la novela Fred luchó por afirmar su derecho de existir.

Son el misterio, la tensión psicológica y los crímenes los elementos que se conjugan en La mente dividida.


El Kalton del futuro

Imaginemos a Kalton Harold Bruhl abandonando su trabajo como funcionario público y de notario tras ganar un premio que le permita no seguir robándole el tiempo a su trabajo y familia, ¿qué ocurriría?

Kalton es un lector y escritor que seguirá “agarrando pata” en los concursos literaros. Y, a pesar de su actual imposibilidad de no dedicarse de lleno a la labor creativa, que le permita dejar en el pasado los gazapos y algunas frases que pudieran construirse mejor y ser más oportunas, y que oculten algunas costuras todavía evidentes en parte de su obra, como consecuencia de ese tiempo que la vida sigue robándole como escritor a sus treinta y nueva años de edad, seguirá creando mundos, que al final es para eso que ha nacido -y también para dedicarse a la abogacía- y no para andar destruyéndolos cual personaje marveliano.