viernes, 24 de febrero de 2017

Kalton Bruhl: entre la reescritura, la frivolidad y el humor. Gustavo Campos



 Por Gustavo Campos
El crítico y teórico literario estadounidense Harold Bloom nos dice en Cómo leer y por qué que el interés auténtico por la lectura debe comenzar como un placer. También hace énfasis en que para recuperar el placer de leer cuando se ha perdido o no se ha inculcado hay que desvincularlo de cualquier asomo de obligación o de expectativas ideológicas que generen falsas esperanzas de que lo que leamos nos procurará un cambio social. A esto él lo llama un fraude del conocimiento.
¿Pero qué ocurre cuando los libros a los que nos acercamos parecieran distanciarnos de nuestra realidad? Estos mundos paralelos del oficio de reescribir la historia y la literatura y los mitos no pertenecen a esta época. Ya antes otros artistas, escritores, músicos, pintores, lo han hecho. Recuérdese entonces la obra maestra de Leonardo da Vinci,  La Mona Lisa, pintada entre 1503 y 1504, y que luego reprodujera magistralmente Marcel Duchamp, integrante del movimiento dadaísta, agregándole un bigote y una perilla con lápiz en 1919 y cambiara su título por L.H.O.O.Q. cuyo significado en francés sería el de «Elle a chaud au cul». En literatura, Miguel de Cervantes Saavedra haría lo mismo con El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha en respuesta a las novelas caballerescas. Podemos rastrear a otros escritores como el caso del poeta romano Catulo nacido antes de Cristo. Así, en esta línea, por la que también pasan Juan José Arreola, Marco Denevi, Augusto Monterroso, y en Honduras Óscar Acosta, Rigoberto Paredes, Juan Ramón Saravia y Nery Alexis Gaitán, por mencionar algunos, que incluso se adentran en mundos fantásticos.
En el presente libro Kalton Bruhl no deja de hacer uso de esos recursos de inversión/subversión de los mitos y agrega a cada historia ese bigote duchampiano a obras que ya creíamos agotadas, revistiéndolas de nuevos significados.
La intimidad de los recuerdos constata, una vez más, esas «artimañas» del autor a quien tampoco se le escapan otras artes y recurre como cinéfilo y fan de novelas serie B y de ciencia ficción a la desacralización y juego constante entre esos mundos. He aquí su demostración de ese humor característico de él: los escenarios se confunden/ funden entre religión y mito y ciencia ficción, lo onírico y delirante son otros temas explorados fundando de este modo una “imaginería” propia, de la que los jóvenes no se sienten alejados, sino por el contrario, cómplices de esos breves relatos. Según Sartori nuestra condición de «Homo sapiens» ha sido sustituida por la de «Homo videns». Pero hay algo importante que acotar sobre el humor y las categorías de humor, que suele ser una respuesta de la inconformidad que el autor siente hacia algunas historias o situaciones. A veces este se genera por miedo, lástima o piedad. Desde otro punto de vista más filosófico, lo asocian a la frivolidad, al no encontrarle total sentido a la vida. El frívolo se ríe de todo y es, además, un ser sufriente que se ve obligado a inventar la risa, como lo declara Nietzsche. Esta reflexión nos genera una particular pregunta: ¿a qué se debe que el autor prefiera volver a textos ya antes escritos o historias ya construidas para construir (reconstruir) su mundo? Una pregunta que no me atrevo a responder. Pero que las lecturas atentas a su obra completa nos habrían de mostrar constantes temáticas adonde vuelve una y otra vez (Léase «Los vagones de Kalton Bruhl». Revista Centroamericana Carátula #74 y en la página de la Asociación de Academias de la Lengua Española).
Un importante caso a resaltar, sobre todo para el sistema educativo ya caduco, es que la literatura universal no murió hace más de cien años y que la literatura hondureña tampoco murió en los 40 y con los nacidos en esa década y la anterior. Sigue produciéndose literatura de calidad, narrativa y poesía, en un contexto tan diferente que exige sus propias demandas.
Vivimos en la era posmoderna de la globalización y las tecnologías y en un continuo proceso de intercambios culturales entre las diferentes culturas del mundo. Honduras ya no está aislada. Kalton Harold Bruhl lo sabe. Me aviento a proponer dos características suyas, teniendo más él que le conocerán otras personas, una de ella es que durante un tiempo se le conoció como un escritor solitario, alejado de la farándula y del mundo «intelectual» del que ya forma parte, el que se le ha adherido a su vida como aquel poema de Quevedo: «A su nariz»; por supuesto, absolvámoslo de toda culpa;  el segundo ya antes mencionado: su desaforo humorístico.
Gracias a la culpa ya absuelta de su primera característica, ha sido considerado el escritor joven exportable por excelencia. Incluido en más de un centenar de antologías y acreditándose varios premios de narrativa, entre ellos el Premio Centroamericano de Novela Corta 2011, el reconocido escritor nicaragüense Sergio Ramírez lo incluyó en la antología de la nueva narrativa breve de Centroamérica y República Dominicana Un espejo roto y en su equivalente en alemán Entre sur y norte. Un par de años después, pese a su desconocimiento dentro del país, ha publicado varios libros en España, se le concedió en el año 2015 el Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa, máximo galardón que otorga el Estado de Honduras a aquellos escritores cuyos trabajos literarios tengan trascendencia a nivel nacional e internacional y la Academia Hondureña de la Lengua lo incorporó en sus filas como uno de sus miembros más recientes.

El presente libro contiene historias que nos recuerdan a Augusto Monterroso o a Marco Denevi, pero también hace sus guiños a Jorge Luis Borges, a Hemingway, a Kafka y a personajes e historias bíblicas; en ciertos momentos aborda sus géneros preferidos recordándonos a H. G. Wells o al genial poeta galés Dylan Thomas como en el cuento «La cura». 

Este libro es un libro de múltiples «venganzas» contra la historia. Su narrativa está en permanente rebelión contra el aburrimiento. Se dedica a reescribir algunos mitos. Elogiable atrevimiento el cuento « Identidad» junto a «La familia es primero» y «Formas de evadir la gloria». A veces suele impregnarse de tonos nostálgicos. Y más de alguna angustia prevalece en sus textos. Momentos amargos, de eterno retorno, aparecen en «El pupitre vacío» y la resignación más implacable en «Un café antes del amanecer». Sí, es un pesimista, pero también un humorista que lo lleva a experimentar esa sensación de devolver la vida a aquellos que ya la han perdido, ya sea por medio de apariciones o de experimentos de la ciencia. El cuento «El otro», ya aparecido antes en la antología Kafka (Ediciones Irreverentes, España, 2016) es uno de los que más destacan. Isaac Singer se lee entre líneas.

Algunos relatos recurren en delicada desazón a la familia. Pero aquí está este libro, con historias variadas de este fan de las novelas y películas serie B y de los thriller y ciencia ficción.

Sea usted, querido lector, el que decida con cuál de todos los Kalton Bruhl aquí reunidos desea quedarse.