domingo, 26 de febrero de 2017

Todas las Mayras en Mayra. Por Gustavo Campos

"La belleza está por encima de la lógica"

Nahún Rodríguez

Roto ya todo lo íntimo en mí,
he de saberte andar, mundo.
Mayra Oyuela 

En los primeros poemarios de Mayra Oyuela las imágenes invaden y sacian (atiborran) su discurso poético, aunque en sus poemas encontramos pasajes que se apoderan de nosotros. Esos versos corresponden a una irrupción espacial instantáneo y no discursivo, lo que Pound definiría como un “complejo intelectual y emocional en un instante de tiempo”, habiendo, en sus primeros poemarios, la prescindencia del concepto racional del tiempo, pues el orden lógico del discurso narrativo se ha yuxtapuesto. Por otra parte, es de esa vitalidad y afluencia poética desde donde reflexiona desde hace 8 años cuando publicara el poema “Tranviaria”: “No necesito ser el poeta sino el poema/ la belleza está por encima de la lógica de cualquier poeta”. El tiempo ha pasado y con él ha llegado la madurez de la poeta Oyuela. Si antes observábamos cierto descuido en la elaboración conceptual y musicalidad de sus versos, efusivos, que, sin embargo hacían eco y movimiento de estos tiempos posmodernos, ahora hacen gala de un mejor balance fónico y metafórico, con mayor cuidado; de corte iconoclasta, pero siempre bajo ese diálogo del hombre/ mujer con su tiempo. Ahora, en su nueva poética, su voz se ha vuelto introspectiva, que se complementa con sus transparentes tonalidades. Hector Leyva, en “La emoción moral en la escritura lírica” del libro Imaginarios (sub) terráneos, y Helen Umaña, en La palabra iluminada, destacan que aún encuentran en las propuestas actuales resquicios de lo que han denominado, ambos, una “visión abrumadora de la vida” y “sobrepeso existencial”, una “capacidad de volcarse al autoanálisis” y “desazón existencial”, lo que el siguiente fragmento nos pone en horizonte: 

Roto ya todo lo íntimo en mí,
he de saberte andar, mundo,
con los puños cerrados en señal de auxilio y no de defensa
cerrados para llevar en ellos el resto de aire
que no supo caber en mis pulmones.
En la imperfección está lo bello.

A sus 34 años se enfrenta a un diferente estímulo creativo, complementario. El efecto de la madurez en Mayra es manifiesto y ha convertido su poesía en un medio vivo, consistente y avanzado desde un punto de vista, y, por otro, desconcertante y formidable, y en su poemario “Agua mala”, el laconismo y contundencia aparecen en la mayor parte de su libro, el cual se divide en tres partes. Es música. Timbran sus palabras. Repercuten. Analizan. Reflexionan. Hieren. Y es a esta poeta, como diría Eliot, donde recae cierta gloria, la gloria de cualquier nación que es producir un arte que pueda ser exportado sin que avergüence su lugar de origen. Los lectores de poesía lo sabemos. La hemos redescubierto. Ya no estamos ante los aciertos de algunos versos -como diría Pepe Luis Quesada en un auto prólogo a su antología de poesía La memoria posible en un acto de honestidad y humildad que, aseguraba, un verso recordado es como un mundo ganado- sino ante el trabajo de alguien que no solo causa agrado, sino que debe respetarse como una gran artista. Y ella es una de las voces que mejor representan no solo a la poesía hondureña actual sino a la regional, y, me atrevo a decirlo, a irse integrando de una vez entre las voces más significativas y sustanciales de Latinoamérica. "Cuando la cima queda en el fondo del mar" hace uso magistral de un paralelismo rítmico, en direcciones opuestas, ambos personajes son reflejo del otro: el agua como elemento reflector; pero también de una hondura reflexiva que puede paladearse entre susurros para captar su musicalidad. En el caso de "En mí las aguas que recorren la ciudad" concluye con una inesperada equiparación mesiánica con nuestra historia actual como referente, sin volverse referencial, adquiere unafuerza que ya le auguro un sitio en nuestra memoria. Claro que estas palabras las escribe su amigo, pero un amigo que siempre ha demostrado franqueza y honestidad en sus comentarios cuando del oficio se trata. He aquí, Mayra Oyuela, su técnica, su voz y sus medios (y miedos). No me extraña que un gran poeta como León Leiva Gallardo, y acucioso lector, haya emitido ese juicio sobre uno de los poemas antologados en Transfronterizas. Tampoco está de más mencionar a Elena Salamanca como una de las piezas claves en la selección de poesía centroamericana. A Carmina Estrada y Elena Salamanca mis agradecimientos por su avezado ojo lector. A Kalton Bruhl y Juan Ramón Martínez por abrir este espacio de difusión de las artes y la cultura. 

Nota: Magdiel Midence, Martín Cálix, Rolando Kattan, Salvador Madrid, Dennis Ávila, 
Karen Valladares, Ludwing Varela, 
inmediatamente antes que ellos Fabricio Estrada, Rebeca Becerra, Murvin Andino, entre otros, son parte de esta doble fluctuación generacional.


Mayra Oyuela: una de las voces poéticas más importantes de su generación



En octubre de 2016 la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por medio de su editorial Ediciones de Punto de Partida, publicó la antología Transfronterizas/ 38 poetas latinoamericanas, compilada por la editora Carmina Estrada. La revista Punto de Partida lleva dedicándose más de una década a la difusión de las nuevas producciones de las generaciones actuales (menores de 40 años). 

En el prefacio a Transfronterizas, la antóloga acota que son “varias las muestras antológicas de poesía y narrativa que han elaborado: de Alemania, Argentina, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Italia, Puerto Rico y República Dominicana; y de distintos estados de la República Mexicana.” Todo un trabajo académico con propósitos muy bien definidos.

La presente antología que reúne a 38 autoras latinoamericanas fue presentada en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2016, una de las 40 actividades que ofreció la UNAM entre presentaciones de libros, encuentros y novedades literarias.

La Máxima Casa de Estudios permitió que los asistentes conocieran la oferta editorial de la universidad con la venta de 2 mil 500 títulos, 750 de ellos novedades editoriales de distintas temáticas. Estas actividades fueron organizadas por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM. Algo de lo que deberían tomar nota las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) cuya oferta editorial no sobrepasa los 10 títulos al año. Lo cual nos indica que sigue siendo vigente la opinión del escritor argentino César Aira sobre que Honduras es “un país que no daba -ni da- mayores oportunidades al cultivo del intelecto”, pese a la reforma universitaria y su “nueva faceta académica”.

Son 11 las poetas centroamericanas incluidas en la antología. Entre ellas la costarricense Paola Valverde, la nicaragüense Alejandra Sequeira, la salvadoreña Elena Salamanca, la panameña Mar Alzamora, la guatemalteca Carmen Lucía Alvarado y la hondureña Mayra Oyuela (1982), todas nacidas entre 1980 y 1993.

¿En qué contribuye la publicación de esta antología? En varios aspectos. Uno de ellos, según los editores, es que no se trata de un libro “feminista” en el sentido convencional. Es una compilación que sirve como puente poético que borra el espacio fronterizo de toda una región hispanohablante donde convergen solidaridades y nuevos espacios de identidades multiculturales. Su impacto es importante porque suprime condiciones negativas de los mercados editoriales como la marginalidad en la que viven sumisos muchos de los países con índices bajos de lectura e ingresos per cápita irrisorios. Lo que la compiladora ha llamado “Transfronterizas” no es sino una dinámica que crea nuevos flujos de discursos poéticos y permite difundir lo que se escribe actualmente en América Latina. Todo ello corresponde a una especie de comunicación transfronteriza. Es una “publicación de un conjunto heterogéneo de voces que habitan una historia compartida y transitan el territorio de la lengua castellana”. Según Michel Serres, en estos tiempos donde la información y el saber fluye no puede hablarse nuevamente de fronteras, puesto que el antiguo principio se rompe y en este nuevo mundo se está dentro y fuera simultáneamente. Así que damos por acertadísimo el título de la antología. También cabe agregar que Ricardo Piglia, en Crítica y Ficción, propone a los escritores como estrategas en la lucha por la renovación literaria, en las que incluye algunas condiciones constantes como las ideológicas, teóricas, políticas y culturales; la misma Carmina Estrada hace mención de ello en el prefacio al libro al “reivindicar las preferencias o su gusto personal pero consciente de un factor tangencial determinante a la hora del proceso de selección”.

En el caso particular de Honduras, los poemas compilados de la poeta Mayra Oyuela -única hondureña incluida- la reafirman como una de las voces más importantes de su generación, no solo del país sino a nivel hispanohablante. Ya en 2011 había sido incluida en la antología del Fondo de Cultura Económica de México “Puertas abiertas” que compiló el Premio Alfaguara y Premio Carlos Fuentes: Sergio Ramírez. No en vano el poeta y novelista publicado por Tusquets, León Leiva Gallardo, hizo un breve y muy acucioso comentario sobre "Vi a una mujer emerger de la piedra", uno de los poemas incluidos en la antología Transfronterizas: “es un excelente poema, intrigante, lleno de implicaciones no muy fáciles. Me impresiona el final que propone una nueva noción del "creacionismo" y lo dispone como es, de hecho. La mujer es la creadora, no la que nace de una costilla partida del hombre. El hombre, en este versado paraíso, nace de una partícula imperfecta que surge de su polvo. Se me hace que en un momento de misandria la poeta pensó que la partícula debía ser "imperfecta", curiosamente, lo que siempre se ha pensado de la mujer, según la cultura judeo-cristiana.


Vi a una mujer emerger de la piedra
vi a la piedra emerger de la mujer
vi su furia de tierra
su fuga de arena
su derrame de viento nostálgico.
Vi la distancia entre ambas
el abismo de los siglos
la mueca torcida en el golpe seco
de los confines.
Vi la tribulación,
lo cíclico de un mundo brotado de la tierra.
Pero la piedra que brota de una mujer
sabe vencer las masas de tiempo que la acongojan,
sabe lijar la fe del agua que labra la hendidura.
Para que sangre la piedra
primero debe sangrar la mujer
para que sangre la mujer
primero debe comer de la tierra
su partícula más imperfecta
y así parir hombres húmedos
que surjan de su polvo.


Cuando la cima queda en el fondo del mar
y el fondo es la cúspide de un universo oculto
porque este mundo de paradojas
asemeja la cima de un hombre
que escala a la inversa de otro que se hunde.
Porque la muerte de un hombre
no es sólo la muerte de uno, sino la muerte de todos los hombres.
Porque vivir es la causa
porque en paralelo vamos
dos que se buscan
y están de frente sin verse.
Dos corrientes en mutuo acuerdo
una gota que ronda el cielo
y otra que roza al suelo.
Y el centro de la vida es un árbol a la orilla de un río
Y no saber si las tristezas son más hondas que sus raíces
o es más hondo su reflejo


Toco el fondo del agua.
Hundido está en este vaso
todo mi ser.  
La verdad está arrepentida
Abatida la verdad
como una máquina de pájaros moribundos
que atraviesan mi sombra.

He tocado el fondo del agua
Lo he hecho.   
un bosque enfermo de lluvia negra son los recuerdos
un viento que silba muerte
un huracán oscurecido de arena son los recuerdos  
Reinos giratorios
golpean el infinito cuerpo proscrito del polvo.
Y me embosca un espasmo,   
y me embosca un ciclón.

Y nadie
absolutamente nadie
puede argumentar
que este sol hundido en mi pecho le pertenece.

Corrupto está mi amor
entre la tristeza y el olvido.

He tocado el fondo del agua
la fiebre profunda de un maremoto
atraviesa mi sombra
una máquina de pájaros moribundos



A Berta Cáceres

y olvido el agua del primer instante
Ahmad Al-Shahawy

En mí las aguas que recorren la ciudad:
agua subterránea
etérea
que desdibuja el paso de las gaviotas.
Agua eterna que labra la roca
difusa
agua que rompe en aguas.
Dramática agua
que come polvo
y recorre espaldas.
Agua que tatúa flores en las manos
desbordada.
Agua que limpia el barro de mis botas.
Acá toda el agua:
agua de miedos
de ahogos
de tinieblas.
Agua que aniquila
y bebe de sí misma
agua simplemente
agua viva o muerta.
Agua Zarca.
Agua que sangra agua.


-----------------------------------------------


Mayra Oyuela
(Tegucigalpa, Honduras, 1982).
Poeta y gestora cultural. Ha publicado dos poemarios: Escribiéndole una casa al barco, Ediciones Il Miglior Fabbro, 2006; Puertos de arribo, Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, 2009; En preparación su poemario inédito “Agua mala”. Sus textos han sido incluidos en las siguientes antologías: Recopilación poesía andante, Editorial Pez Dulce, Tegucigalpa, 2004; Selección de poesía joven centroamericana Pez Dulce, 2005; Versofónica, 20 poetas 20 frecuencias, proyecto de audio, Tegucigalpa 2006; Papel de Oficio, Colectivo Paíspoesible- Secretaría de Cultura, 2006; 2017 Nueva poesía contemporánea, Buenos Aires, Argentina, 2009; 4M3R1C4: Novísima poesía latinoamericana 2010; Cantos de Sirenas, compilación iberoamericana de poesía femenina 2010, Cascada de palabras Cartonera 2010; Puertas abiertas. Antología de poesía centroamericana, FCE, México, 2011. Ha participado en los principales festivales internacionales latinoamericanos y en el Festival internacional 2010 Poeta por km2, Arrebato editores, Casa de América, Madrid, España. Textos suyos han sido traducidos al italiano y al catalán.



Por Gustavo Campos