"La belleza está por encima de la lógica"
Nahún Rodríguez
Roto ya todo lo íntimo en mí,
he de saberte andar, mundo.
Mayra Oyuela
En los primeros poemarios de Mayra Oyuela las imágenes
invaden y sacian (atiborran) su discurso poético, aunque en sus poemas encontramos pasajes
que se apoderan de nosotros. Esos versos corresponden a una irrupción espacial instantáneo
y no discursivo, lo que Pound definiría como un “complejo intelectual y
emocional en un instante de tiempo”, habiendo, en sus primeros poemarios, la
prescindencia del concepto racional del tiempo, pues el orden lógico del
discurso narrativo se ha yuxtapuesto. Por otra parte, es de esa vitalidad y afluencia
poética desde donde reflexiona desde hace 8 años cuando publicara el poema “Tranviaria”:
“No necesito ser el poeta sino el poema/ la belleza está por encima de la
lógica de cualquier poeta”. El tiempo ha pasado y con él ha llegado la madurez
de la poeta Oyuela. Si antes observábamos cierto descuido en la elaboración
conceptual y musicalidad de sus versos, efusivos, que, sin embargo hacían eco y
movimiento de estos tiempos posmodernos, ahora hacen gala de un mejor balance fónico y metafórico, con mayor cuidado; de corte iconoclasta, pero siempre bajo ese diálogo del hombre/
mujer con su tiempo. Ahora, en su nueva poética, su voz se ha vuelto
introspectiva, que se complementa con sus transparentes tonalidades. Hector Leyva,
en “La emoción moral en la escritura lírica” del libro Imaginarios (sub) terráneos, y Helen Umaña, en La palabra iluminada, destacan
que aún encuentran en las propuestas actuales resquicios de lo que han
denominado, ambos, una “visión abrumadora de la vida” y “sobrepeso existencial”, una “capacidad de volcarse al autoanálisis” y “desazón existencial”, lo que el siguiente fragmento nos pone en horizonte:
Roto ya todo lo íntimo en mí,
he de saberte andar, mundo,
con los puños cerrados en señal de auxilio
y no de defensa
cerrados para llevar en ellos el resto de
aire
que no supo caber en mis pulmones.
En la imperfección está lo bello.
A sus 34 años se enfrenta a un diferente estímulo
creativo, complementario. El efecto de la madurez en Mayra es manifiesto y ha
convertido su poesía en un medio vivo, consistente y avanzado desde un punto de
vista, y, por otro, desconcertante y formidable, y en su poemario “Agua mala”,
el laconismo y contundencia aparecen en la mayor parte de su libro, el cual se
divide en tres partes. Es música. Timbran sus palabras. Repercuten. Analizan. Reflexionan.
Hieren. Y es a esta poeta, como diría Eliot, donde recae cierta gloria, la
gloria de cualquier nación que es producir un arte que pueda ser exportado sin
que avergüence su lugar de origen. Los lectores de poesía lo sabemos. La hemos
redescubierto. Ya no estamos ante los aciertos de algunos versos -como diría
Pepe Luis Quesada en un auto prólogo a su antología de poesía La memoria posible en un acto de honestidad
y humildad que, aseguraba, un verso recordado es como un mundo ganado- sino
ante el trabajo de alguien que no solo causa agrado, sino que debe respetarse
como una gran artista. Y ella es una de las voces que mejor representan no solo
a la poesía hondureña actual sino a la regional, y, me atrevo a decirlo, a irse
integrando de una vez entre las voces más significativas y sustanciales de Latinoamérica. "Cuando la cima queda en el fondo del mar" hace uso magistral de un paralelismo rítmico, en direcciones opuestas, ambos personajes son reflejo del otro: el agua como elemento reflector; pero también de una hondura reflexiva que puede paladearse entre susurros para captar su musicalidad. En el caso de "En mí las aguas que recorren la ciudad" concluye con una inesperada equiparación mesiánica con nuestra historia actual como referente, sin volverse referencial, adquiere unafuerza que ya le auguro un sitio en nuestra memoria. Claro que estas palabras las escribe su amigo, pero un amigo que siempre ha
demostrado franqueza y honestidad en sus comentarios cuando del oficio se
trata. He aquí, Mayra Oyuela, su técnica, su voz y sus medios (y miedos). No me
extraña que un gran poeta como León Leiva Gallardo, y acucioso lector, haya
emitido ese juicio sobre uno de los poemas antologados en Transfronterizas. Tampoco está de más mencionar a Elena Salamanca
como una de las piezas claves en la selección de poesía centroamericana. A Carmina
Estrada y Elena Salamanca mis agradecimientos por su avezado ojo lector. A Kalton Bruhl y Juan Ramón Martínez por abrir este espacio de difusión de las artes y la cultura.
Nota: Magdiel Midence, Martín Cálix, Rolando Kattan, Salvador Madrid, Dennis Ávila,
Karen Valladares, Ludwing Varela,
inmediatamente antes que ellos Fabricio Estrada, Rebeca Becerra, Murvin Andino, entre otros, son parte de esta doble fluctuación generacional.
Karen Valladares, Ludwing Varela,
inmediatamente antes que ellos Fabricio Estrada, Rebeca Becerra, Murvin Andino, entre otros, son parte de esta doble fluctuación generacional.
Mayra Oyuela: una de las voces poéticas más importantes de su generación
En octubre de 2016 la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), por medio de su editorial Ediciones de Punto de Partida, publicó la antología Transfronterizas/
38 poetas latinoamericanas, compilada por la editora Carmina Estrada. La revista Punto de Partida lleva dedicándose más
de una década a la difusión de las nuevas producciones de las generaciones
actuales (menores de 40 años).
En el prefacio a Transfronterizas, la
antóloga acota que son “varias las muestras antológicas de poesía y narrativa
que han elaborado: de Alemania, Argentina, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, El
Salvador, España, Guatemala, Italia, Puerto Rico y República Dominicana; y de
distintos estados de la República Mexicana.” Todo un trabajo académico con
propósitos muy bien definidos.
La presente antología que reúne a 38
autoras latinoamericanas fue presentada en la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara 2016, una de las 40 actividades que ofreció la UNAM entre
presentaciones de libros, encuentros y novedades literarias.
La Máxima Casa de Estudios permitió que
los asistentes conocieran la oferta editorial de la universidad con la venta de
2 mil 500 títulos, 750 de ellos novedades editoriales de distintas temáticas.
Estas actividades fueron organizadas por la Coordinación de Difusión Cultural
de la UNAM. Algo de lo que deberían tomar nota las autoridades de la
Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) cuya oferta editorial no
sobrepasa los 10 títulos al año. Lo cual nos indica que sigue siendo vigente la
opinión del escritor argentino César Aira sobre que Honduras es “un país que no
daba -ni da- mayores oportunidades al cultivo del intelecto”, pese a la reforma
universitaria y su “nueva faceta académica”.
Son 11 las poetas centroamericanas
incluidas en la antología. Entre ellas la costarricense Paola Valverde, la
nicaragüense Alejandra Sequeira, la salvadoreña Elena Salamanca, la panameña
Mar Alzamora, la guatemalteca Carmen Lucía Alvarado y la hondureña Mayra Oyuela
(1982), todas nacidas entre 1980 y 1993.
¿En qué contribuye la publicación de esta
antología? En varios aspectos. Uno de ellos, según los editores, es que no se
trata de un libro “feminista” en el sentido convencional. Es una compilación
que sirve como puente poético que borra el espacio fronterizo de toda una
región hispanohablante donde convergen solidaridades y nuevos espacios de
identidades multiculturales. Su impacto es importante porque suprime
condiciones negativas de los mercados editoriales como la marginalidad en la
que viven sumisos muchos de los países con índices bajos de lectura e ingresos
per cápita irrisorios. Lo que la compiladora ha llamado “Transfronterizas” no
es sino una dinámica que crea nuevos flujos de discursos poéticos y permite
difundir lo que se escribe actualmente en América Latina. Todo ello corresponde
a una especie de comunicación transfronteriza. Es una “publicación de un
conjunto heterogéneo de voces que habitan una historia compartida y transitan
el territorio de la lengua castellana”. Según Michel Serres, en estos tiempos
donde la información y el saber fluye no puede hablarse nuevamente de
fronteras, puesto que el antiguo principio se rompe y en este nuevo mundo se
está dentro y fuera simultáneamente. Así que damos por acertadísimo el título
de la antología. También cabe agregar que Ricardo Piglia, en Crítica y Ficción, propone a los
escritores como estrategas en la lucha por la renovación literaria, en las que
incluye algunas condiciones constantes como las ideológicas, teóricas,
políticas y culturales; la misma Carmina Estrada hace mención de ello en el
prefacio al libro al “reivindicar las preferencias o su gusto personal pero
consciente de un factor tangencial determinante a la hora del proceso de
selección”.
En el caso particular de Honduras, los poemas
compilados de la poeta Mayra Oyuela -única hondureña incluida- la reafirman
como una de las voces más importantes de su generación, no solo del país sino a
nivel hispanohablante. Ya en 2011 había sido incluida en la antología del Fondo
de Cultura Económica de México “Puertas abiertas” que compiló el Premio
Alfaguara y Premio Carlos Fuentes: Sergio
Ramírez. No en vano el poeta y novelista publicado por Tusquets, León Leiva
Gallardo, hizo un breve y muy acucioso comentario sobre "Vi a una mujer emerger de la piedra", uno de los poemas incluidos
en la antología Transfronterizas: “es un
excelente poema, intrigante, lleno de implicaciones no muy fáciles. Me
impresiona el final que propone una nueva noción del "creacionismo" y
lo dispone como es, de hecho. La mujer es la creadora, no la que nace de una
costilla partida del hombre. El hombre, en este versado paraíso, nace de una
partícula imperfecta que surge de su polvo. Se me hace que en un momento de
misandria la poeta pensó que la partícula debía ser "imperfecta",
curiosamente, lo que siempre se ha pensado de la mujer, según la cultura
judeo-cristiana.
Vi a una
mujer emerger de la piedra
vi a la
piedra emerger de la mujer
vi su
furia de tierra
su fuga de
arena
su derrame
de viento nostálgico.
Vi la
distancia entre ambas
el abismo
de los siglos
la mueca
torcida en el golpe seco
de los
confines.
Vi la
tribulación,
lo cíclico
de un mundo brotado de la tierra.
Pero la
piedra que brota de una mujer
sabe
vencer las masas de tiempo que la acongojan,
sabe lijar
la fe del agua que labra la hendidura.
Para que
sangre la piedra
primero
debe sangrar la mujer
para que
sangre la mujer
primero
debe comer de la tierra
su
partícula más imperfecta
y así
parir hombres húmedos
que surjan
de su polvo.
Cuando la
cima queda en el fondo del mar
y el fondo es
la cúspide de un universo oculto
porque este
mundo de paradojas
asemeja la
cima de un hombre
que escala a
la inversa de otro que se hunde.
Porque la
muerte de un hombre
no es sólo la
muerte de uno, sino la muerte de todos los hombres.
Porque vivir
es la causa
porque en
paralelo vamos
dos que se
buscan
y están de
frente sin verse.
Dos
corrientes en mutuo acuerdo
una gota que
ronda el cielo
y otra que
roza al suelo.
Y el centro
de la vida es un árbol a la orilla de un río
Y no saber si
las tristezas son más hondas que sus raíces
o es más
hondo su reflejo
Toco el fondo del agua.
Hundido está en
este vaso
todo mi ser.
La verdad
está arrepentida
Abatida la
verdad
como una máquina
de pájaros moribundos
que
atraviesan mi sombra.
He tocado el
fondo del agua
Lo he hecho.
un bosque
enfermo de lluvia negra son los recuerdos
un viento que
silba muerte
un huracán
oscurecido de arena son los recuerdos
Reinos
giratorios
golpean el
infinito cuerpo proscrito del polvo.
Y me embosca
un espasmo,
y me embosca
un ciclón.
Y nadie
absolutamente
nadie
puede
argumentar
que este sol hundido
en mi pecho le pertenece.
Corrupto está
mi amor
entre la
tristeza y el olvido.
He tocado el
fondo del agua
la fiebre
profunda de un maremoto
atraviesa mi
sombra
una máquina
de pájaros moribundos
A Berta
Cáceres
y olvido el
agua del primer instante
Ahmad Al-Shahawy
En mí las aguas
que recorren la ciudad:
agua
subterránea
etérea
que desdibuja
el paso de las gaviotas.
Agua eterna
que labra la roca
difusa
agua que
rompe en aguas.
Dramática agua
que come polvo
y recorre
espaldas.
Agua que tatúa
flores en las manos
desbordada.
Agua que
limpia el barro de mis botas.
Acá toda el
agua:
agua de
miedos
de ahogos
de tinieblas.
Agua que
aniquila
y bebe de sí
misma
agua
simplemente
agua viva o muerta.
Agua Zarca.
Agua que
sangra agua.
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Mayra Oyuela
(Tegucigalpa, Honduras, 1982).
Poeta y gestora cultural. Ha publicado dos poemarios: Escribiéndole una casa al barco,
Ediciones Il Miglior Fabbro, 2006; Puertos
de arribo, Festival Internacional de Poesía de Costa Rica, 2009; En
preparación su poemario inédito “Agua mala”. Sus textos han sido incluidos en
las siguientes antologías: Recopilación
poesía andante, Editorial Pez Dulce, Tegucigalpa, 2004; Selección de poesía joven centroamericana
Pez Dulce, 2005; Versofónica, 20
poetas 20 frecuencias, proyecto de audio, Tegucigalpa 2006; Papel de Oficio, Colectivo Paíspoesible-
Secretaría de Cultura, 2006; 2017 Nueva
poesía contemporánea, Buenos Aires, Argentina, 2009; 4M3R1C4: Novísima poesía latinoamericana 2010; Cantos de Sirenas, compilación iberoamericana de poesía femenina
2010, Cascada de palabras Cartonera 2010; Puertas
abiertas. Antología de poesía centroamericana, FCE, México, 2011. Ha
participado en los principales festivales internacionales latinoamericanos y en
el Festival internacional 2010 Poeta por km2, Arrebato editores, Casa de América,
Madrid, España. Textos suyos han sido traducidos al italiano y al catalán.
Por Gustavo Campos