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viernes, 21 de octubre de 2016

Escritor hondureño Gustavo Campos obtiene premio único en certamen centroamericano de novela corta


 

 
Por María Eugenia Ramos
 
El escritor hondureño Gustavo Campos obtuvo recientemente el premio único en el VII Certamen Centroamericano de novela corta 2016, otorgado por la Sociedad Literaria de Honduras, con su obra El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot, que ya había quedado entre los cinco finalistas del Premio Centroamericano y del Caribe Roberto Castillo. El premio, otorgado por la Sociedad Literaria de Honduras, ha sido obtenido en ediciones anteriores por los escritores Juan Antonio Canel, guatemalteco, Arquímides González Torres, nicaragüense, y los hondureños Kalton Harold Bruhl y Jorge Medina García.


Gustavo Campos nació en San Pedro Sula el 29 de enero de 1984. Cursó estudios de literatura en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Ha publicado artículos en diarios y revistas del país y la prestigiosa revista Carátula, de Nicaragua, así como poemas en revistas de Francia y España. Es autor de numerosos libros de poesía, novela y cuento, así como antologías. En 2006 obtuvo el tercer lugar en el Premio Nacional Europeo Hibueras, rama de narrativa, con una primera versión de la novela Los inacabados, y en 2013 obtuvo el segundo lugar en poesía del mismo premio, con Tríptico del iris de narciso. Ha participado como invitado en encuentros literarios internacionales como el Festival Internacional de Poesía de Occidente en Chalchuapa, El Salvador; el encuentro de narradores “Centroamérica cuenta”, Nicaragua, y el Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua.


En 2010 participó invitado por el escritor y crítico Jorge Carrión en el proyecto 1975. Antología-catálogo del futuro de la literatura en español. 50 autores representativos de la producción literaria joven de América Latina y España. Su obra ha sido incluida además en las antologías Puertas abiertas. Antología de poesía centroamericana, del escritor nicaragüense Sergio Ramírez (Fondo de Cultura Económica de México, 2011); 4M3R1C4 2.0. Novísima poesía latinoamericana, de Héctor Hernández Montecinos (México, 2012).


Ha sido incluido asimismo en las antologías Voces de América Latina, compilación de María Palitachi (Texas, Estados Unidos, 2016) y Un espejo roto. Antología del nuevo cuento de Centroamérica y República Dominicana, compilación de Sergio Ramírez (GEICA y Goethe Institut Mexiko, 2014), publicada también en alemán con el título Zwischen Süd und Nord. Neue Erzähler aus Mittelamerika (Entre sur y norte. Nuevos narradores de Centroamérica). Ha sido traducido parcialmente al francés, alemán, inglés y portugués.


Reconocido en los círculos literarios de Honduras y Centroamérica como autor y promotor cultural, Campos actualmente está dedicado al fomento de la creación infantil, trabajando como voluntario de la organización no gubernamental Plan en Honduras en la ciudad de Gracias, Lempira. Su obra ha sido incluida por la crítica literaria guatemalteca y catedrática universitaria Beatriz Cortez en el programa de la Maestría en Literatura Centroamericana de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.




***

Lo anterior fue una "nota oficial". Quiero agregar que Gustavo Campos ha recorrido un largo camino, sorteando el cinismo, el desencanto y sus demonios personales. Este premio, así como otros reconocimientos, no son más que la confirmación de su constancia, de su determinación de seguir su vocación de escritor. Personalmente le estoy agradecida por una amistad que tiene desencuentros y a veces distintos puntos de vista, pero me nutre y me da puntos de referencia para seguir en lo que él considera que también es mi vocación: narrar.

martes, 15 de abril de 2014

La regla infalible de Umberto Eco para determinar si una obra es o no es pornográfica.




Kate Moss por Mario Testino


He aquí un extracto de una de las conferencias que impartió Umberto Eco 
en la Universidad de Harvard en los años 92 y 93 y 
que luego se convirtió en el libro "Seis paseos por los bosques narrativos":





"A veces la coincidencia de los tres tiempos (de la fábula,  del discurso y de la lectura) se persigue para finalidades muy poco artísticas. No siempre la dilación es índice de nobleza. Una vez me planteé el problema de cómo establecer científicamente si una película es pornográfica o no. Un moralista contestaría que una película es pornográfica si contiene representaciones explícitas y minuciosas de actos sexuales. Pero en muchos procesos por pornografía se ha demostrado que ciertas obras de arte contienen tales representaciones por escrúpulos realistas, para pintar la vida tal cual es, por razones éticas (en cuanto que se representa la lujuria para condenarla) y que, en cualquier  caso, el valor estético de la obra redime su naturaleza obscena. Como es difícil establecer si una obra tiene de verdad preocupaciones realistas, si tiene sinceras intenciones éticas, o si alcanza resultados estéticamente satisfactorios, yo he decidido (después de haber examinado muchas  películas hard ­core) que existe una regla infalible. 

Hay que controlar si en una película (que contiene también representaciones de actos sexuales) cuando un personaje sube a un coche o en un ascensor, el tiempo del discurso coincide con el de la historia. Flaubert puede emplear una línea para decir que Frédéric estuvo mucho  tiempo de viaje, y en las películas normales se ve una persona que se sube a un avión para verlo llegar en seguida en el plano sucesivo. En cambio, en una película porno si alguien se sube al coche para ir diez manzanas  más allá, el coche viaja diez manzanas. En tiempo real. Si alguien abre la nevera y se sirve una cerveza para bebérsela más tarde en el sofá después de haber encendido la televisión, la acción lleva tanto tiempo como el que les llevaría a ustedes hacer lo mismo en sus casas.

La razón es bastante sencilla. Una película porno está concebida para complacer al espectador con la visión de actos sexuales, pero no podría ofrecer hora y media de actos sexuales ininterrumpidos, porque es fatigoso para los actores, y al final llegaría a ser tedioso para los espectadores. Hay que distribuir,  pues, los actos sexuales en el transcurso de una historia. Pero nadie tiene intención de gastar imaginación y dinero para concebir una historia digna de atención, y tampoco al espectador  le interesa la historia porque espera sólo los actos sexuales. La historia queda reducida, pues, a una  serie mínima de acontecimientos cotidianos, como ir a un lugar, ponerse un abrigo, beber un whisky, hablar de cosas insignificantes, y es económicamente más conveniente filmar durante cinco minutos  a un señor que conduce un automóvil que implicarlo en un tiroteo a lo Mickey Spillane (que, además, distraería  al espectador). Por lo tanto, todo lo que no es un acto sexual debe llevar tan­ to tiempo corno lo lleva en la realidad. Mientras que los actos sexuales tendrán que llevar más tiempo del que normalmente requieren en la realidad. He aquí la regla: cuando en una película dos personajes emplean, para ir de A a B, el mismo tiempo que emplearían en la realidad, tenemos la certidumbre de encontrarnos ante una película pornográfica. Naturalmente, son necesarios los actos sexuales, si no, una película como Im Lauf der Zeit de Wim Wenders, donde se ve prácticamente durante cuatro horas a dos personas viajando en un camión,  sería pornográfica, y no lo es."





Umberto Eco, Seis Paseos por Los bosques narrativos, 1996.

 pp. 71-72