miércoles, 29 de enero de 2014

Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus. Agustín Fernández Mallo


Fotograma: Domicilio Conyugal- François Truffaut



El destino de la memoria [ese órgano poroso] no es olvido; es la infidelidad. Colados en el recuerdo de otro, somos otro. Ensimismados en un objeto no sabemos que es otro quien se nos ha colado en forma de objeto. Y cuando en busca de un viejo amor desandamos el trayecto [exactamente el mismo], encontramos otra cosa [pero no nos damos cuenta], y como sólo puede existir aquello que volverá a repetirse [es ley], a veces dudo de si realmente hemos caminado ese camino [por deducción: algún camino, todos los caminos]. Y si un perro se muere lo que lloramos es haber conocido la verdad que aún no nos ha llegado. Y las manzanas nunca caen de la misma forma [tampoco los párpados; por eso soñamos]. Y si todo esto no es cierto, o no existe el hombre, o no existe el poema, o ningún hombre ha escrito jamás un poema. Pero no te escribía para esto [que también], sino para decirte que ayer encontré una carta tuya en la que me decías, «acabo de llegar y ya sé que me vestirás con tus besos». Un día, en alguna infidelidad de la memoria, habrá sido verdad. 


 Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractatus (Alfaguara, 2012)