Las
contradicciones de misóginos y homófobicos literatos de la costa
norte o las cosas por su nombre.
Las contradicciones de
misóginos y homófobicos literatos de la costa norte o las cosas por
su nombre.
El mal juicio de un
literato misógino y homofóbico empedernido me ha incitado a
responder brevemente sus “opiniones” contradictorias. Este
profesor de literatura de la UNAH-vS se caracteriza por el afán de
notoriedad a raíz de las polémicas. Claro, según él tiene
enemigos y toda la sociedad se ve afectada y herida por sus insanas
opiniones, prejucios medievales y juicios sin argumentaciones
sólidas. Recuerdo que el grupo de examigos de aquel colectivo
llamado mimalapabra coincidíamos en que su personalidad era débil
(por esa razón su arraigado mal humor), por lo tanto adoptó la de
su gran amigo, también profesor misógino y homofóbico.
Había decidido jamás
contestarle sus entradas en los blogs y redes sociales o sus insultos
contra mí o contra mis amigos y amigas. Pero hoy donaré a la
humanidad (jaja) tres páginas al respecto.
Recuerdo que el profesor
G. R. (escribo sus iniciales porque él y otros usan la alusión y el
anonimato, los conozco tan pero tan bien, pues sostuve una amistad de
aproximadamente una década) me confiaba que su mejor amigo M. G.
quería vivir su vida a través de la suya. Todas sus acciones
parecen indicarnos que sí lo logró. Por lo menos, parcialmente. En
términos porcentuales un 80% de su personalidad se calcó en él,
hasta mi conocimiento. Como si hubiera pasado una historia similar a
la de Harry Potter y Lord Voldemort, mi amigo heredó la maldad de su
amigo. No sé a qué se habrá debido. Si mi amigo poseía una
personalidad débil y su amigo una personalidad fuerte o si de verdad
hilaron fino sus características. Solo en la edad y en la fisonomía
de ambos podemos rastrear diferencias. Los gestos desdeñosos, los
vocablos, la recurrencia léxica, el tono irónico y despectivo
parecen haber hecho metástasis en dos personas diferentes. Uno,
fácilmente influenciable, el otro, hábilmente manipulador.
Lo intrigante es que
jamás volví a ver a uno de ellos.
Inicialmente la forma que
usaban para “descalificarme” o burlarse de mí era llamarme
“Saritiano” (Sara Rolla es parte de la Real Academia Hondureña
de la Lengua, crítica y ensayista argentina que reside en Honduras y
que posee un espíritu como el de Audrey Hepburn, hermoso, caritativo
y dadivoso, además de lúcida y no malintencionada, ah! y “buena
onda”). Para esos años -2003 a 2005- tanto G. R. como M. G.
Sostenían que en la carrera de Letras habían dos diferentes y
opuestos modelos “mariano” o “saritiano”. Sobre esto no me
extenderé, que los silencios a lo Campra hagan el trabajo.
En la actualidad me
llaman “apacible embajador de la buena voluntad.” (Véase el blog
de G.R.). Agrega: “Tampoco hay que pretender ganarse el favor de
cierto grupo de damas sensibles saludando “a todos y a todas” y
llamando “queridos y queridas” a los presentes en algún lugar al
que llegamos”. No sé él, pero yo no tengo un “querido”
“colectivo” (recuérdese la anécdota de Borges sobre su buena
intención de darle la mano al “pueblo”, que es un abstracto),
sino amigas y amigos, y a quienes quiero les digo de esa forma, la
amistad que profeso es individualizada.
Este Claudio misógino y
arrogante -releer a Guadalupe Nettel- no recuerda que cuando vivió
en España me recomendó una y otra vez que me alejara de M. G., a
quien consideraba un ser humano perjudicial, que había que
llevárselo bien porque en caso contrario tu “vida literaria” se
vería truncada, y, por supuesto, no entiendo por qué a su regreso
volvieron a juntarse. Que alguien me explique. G.R. es un sujeto
despersonalizado.
Una vez me metieron en un
serio aprieto. Acostumbŕabamos a quedarnos en casa de M. G. después
de las noches de ebriedad. Una noche se quedó en la misma habitación
que yo una compañera de facultad, buena amiga, y la mejor amiga de
la esposa de M. G. Al día siguiente ella me dijo que yo era un poco
hombre, hablador, etc. Etc. Y le dije que ella me conocía y que no
inventé nada porque no había nada qué decir. Me dejó de hablar.
Ambos, G.R. y M. G. se rieron a carcajadas. Meses después, en una
cena navideña, le confié a R. T., esposa de M.G., que yo no había
dicho nada, y los “embajadores de la mala voluntad” se ríeron y
confesaron: “es cierto, Gustav es incapaz de hablar mal... y no
dijo nada”. Ella le contó a nuestra amiga y luego se disculpó.
Hay mucha tela que cortar por acá.
G. R. me confió tantas y
tantas historias y teorías sobre M. G., de por qué le prestaba
novelas cuyos autores y personajes eran homosexuales, y sígase
imaginando. Me contó una versión de la enemistad entre el novelista
hondureño que escribió Nunca entres por Miami: R. Q. Etc.
Ah, y él, G. R., no
recuerda la ocasión de una discusión con R. T. (ex mimalapabra y ex
dueño de Klein Bohemia) que lo dejó sumido en el más vergonzoso
silencio: tenía que ver con algo sobre “tours”. No entiendo
entonces por qué lo homofóbico. Yo tengo una prima y un hermano que
son gays y muchos amigas y amigos que también lo son.
Se preguntarán la razón
por la cuál he decidido contar el 1% de 12 años de amistad, por dos
razones: por más que procuré tolerarles todas las ofensas a mí
-que de paso también le cayeron a mis amigos-, esperando que
repensaran las cosas y cambiaran de actitud, más bien creyeron que
les daba “licencia” de continuar; la segunda porque, como dijo
G.R, una de mis cualidades no es la cordura: confieso públicamente
haberme hundido hasta en la mierda y repetir la historia de mi padre,
quien se suicidó con veneno, en cambio yo quedé vivo en una agonía
que no se la deseo a nadie. 17 días horribles. 15 en el Leonardo
Martínez en la Unidad de Desintoxicación entre octubre y noviembre
del 2015. Creo que la muerte de mi madre a causa del cáncer me
terminó de disparar. Lo intenté con un cuchillo, y no obtuve
resultados, estaba desafilado, y luego bebí veneno. Mi estómago se
deshizo... Abuelos paternos y maternos muertos, padres muertos,
violencia intrafamiliar, yo oponiéndome a mi padre, sangre,
golpizas, intentos de suicidio, de parte de ambos, uno que lo logró,
y mi madre porque ya no encontraba salida ante los abusos de mi
padre. Así que no, no soy normal ni quiero serlo. No soy cuerdo (si se refieren a mis trastornos maniaco-depresivos) y
jamás lo seré. Soy un ser muy reflexivo y analítico, lúcido opinan otros. Y la luz que hay en mí busco compartirla.
Construir y no destruir seres humanos. Quizás por eso la destrucción
literaria y estética es una de mis obsesiones, el plano literario es diferente a la realidad. Jamás dije “papi”
y “mami” como G.R. Era, desde niño, tímido y tartamudo. Y ahora
comprendo la razón. Cuando descubrí que mi padre maltrataba a mi
madre, me opuse, y de allí interminables aventuras fuera de casa,
sangre, envases estrellados, etc. Sí. Por eso defiendo a la mujer y
al hombre contra el abuso. Por esa razón no tolero a la gente que
les da por humillar a los demás. Soy hosco. También tengo una
personalidad muy complicada y difícil. Por esa misma razón no me
caso y tengo hijos: temo convertirme en mi padre. Y ahora que lo
escribo y cuento, medio mundo sabe, lo hago de la manera más
equilibrada, gracias a los antidepresivos que me mantienen “macizo”
y ansiolíticos, que me mantienen en un estado de “felicidad
prestada”. Cuento, y tengo mucho que contar porque en el último
año estuve tres veces al borde de la muerte, y ahora creo cuando
tres sujetos desconocidos se me acercaron yleyeron mi mano y me
dijeron lo siguiente: “estás llamado a convocar multitudes” “las
personas te oirán”, “tendrás dinero y fama, pero por amor
perderás todo, siempre estás dispuesto a perder todo por amor”;
el segundo “seres del más allá te cuidan”; el tercero “escribe,
escribe sobre todo, sobre las personas, cómo ríen, lloran y se
comportan, yo te dictaré la primera línea”, mismo sujeto que nos
leyó la mano a todos y acertó, y cuando volvió a la mesa tomó mi
mano y la leyó y lloró y me dijo: “por vos venía, cuánto
sufrimiento ha habido en tu vida... ora conmigo...” y lloré y lo
acompañé a orar y creí en él como si me hubiera descubierto el
alma...
Sí, si G.R. Y M.G.
(quienes influenciaron a mis ex amigos (“La hermandad de la uva”),
y que también sucumbieron ante el temor de no hacer lo que aquellos
le decían: como insultar a mis amigas feministas en la presentación
de Katastrophé, y que ambos me lo confesaban, nadie quiere echarse
en contra a M.G. Yo, que ya morí, y que probablemente siga muerto,
me da igual. Conozco también muchísimas historias suyas de todo
tipo, así que él que tiene familia tiene más que perder que este
pobre estepario).
Como he expresado antes:
mi familia son los libros, pero también las amistades auténticas.
Para cerrar algo
interesante: G. R. nos decía a mí y a nuestros amigos que yo estaba
inventando un nuevo género en narrativa (por Los inacabados), que
era un auténtico “poeta poeta”, pero que nunca me lo diría.
D. C. y J. J. B. (el dúo
de la Uva) me contaron que una vez G. R. le dijo: “Gustavo es mal
escritor”, y ellos respondieron “no”; pero bueno es “esto”,
“tampoco”, respondieron; bueno, sí escribe bien pero no hay que
decírselo. Y es la misma manera de obrar de M.G. El mejor novelista
de Honduras era Roberto Quesada, cuando eran amigos, y luego de la
enemistad era mal escritor y sus libros los “castigaba”
colocándolos en el suelo y no en el librero. Claro, M. G. tiene una
ventaja: es profesor de Letras y quien no opina como él los
presiona, insulta, y a los alumnos les toca emigrar a Letras de
Tegucigalpa. Y quienes sí se enamoran de esa pose de escritor
maldito (que contrasta con su pregonado academicismo, vale agregar
que tampoco ha hecho mucha crítica, no como Helen Umaña, Hernán
Antonio Bermúdez, Roberto Castillo, Sara Rolla, entre otros muchos)
ejerce su jerarquia de poder y enseña lo afín a él (Recuerdo que
me decía que yo era mejor escritor que G. R., pero no se trata de
ser mejor; que quería prologar mi libro “Bajo el árbol de
Madeleine”, luego de ver que J. M. prólogo “Desde el hospicio”,
que cuando presentó “Los inacabados” habló tan elegioso del
libro, caso contrario de cómo se refirió a “Ficción hereje para
lectores castos”, y que terminó orillando a G.R. a aceptar que era
algo “ligth” su novela, Etc. Hace mucho tiempo aprendí a no
confiar en los criterios de ambos afectados por sus estados de
ánimos.
El poeta del grado cero,
J. M., y otros amigos, tienen una teoría, que como Jorge Carrión le
escribió a G. R. pidiéndole mi correo electrónico, para ese
entonces yo estaba en contra de “autopublicitarse”, este eliminó
a dos de los editores de mimalapalabra: C. R. y a mí. Según J. M.
se debe a celos. G. R. djo que porque publicábamos mucho sobre el
Golpe de Estado, y como G.R. vivía en España, jamás vivió y
sufrió el conflicto. Al final el “Proyecto 1975”, de Carrión y
Marilena, no salió a causa de la crisis. Decidí entonces abrir mi
propio blog. Y confiar más en mis búsquedas. Y en criterios
extranjeros.
A veces digo con
arrogancia, que si de verdad tengo talento, lo usaré de manera
opuesta a la de G. R.
La polémica vende. Esto
él se lo criticaba a Indiano. Y ahora es su modus operandi. A mi
amigo Fabricio le criticaba que hubiera elaborado una antología
personal de su poesía, con pocos libros; pero bueno, G. R. hizo lo
mismo con “Melancolía inútil”.
Ahora, que es de los
narradores talentosos de la generación, nadie lo niega.
Yo, por mi parte, comeré
otro dulce (así le decíamos a los medicamentos cuando estuve
hospitalizado), y releeré ese libro de Patricia Highsmith que tanto
me encantó y que volvió a mis manos). (Hay una conexión entre ella
y Vila-Matas que me fascina).
(Sobre el tema de la
misoginia y su fobia al homosexualismo, fácil, entren a las páginas
de La Hermandad de la Uva, mimalapalabra y el blog personal de G.R.).